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Células troncales y células madre

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Continuando con el tema de la neuro-plasticidad puedo mencionar que existen dos líneas de investigación que son las más estudiadas actualmente: por un lado está la  idea de que el cerebro humano posnatal posee células troncales que aparentemente perduran durante la adulta y que pueden dar lugar a nuevas neuronas, esta línea de trabajo ha abierto una puerta en el campo de la medicina regenerativa, pues hasta hace poco tiempo, se creía que la habilidad cerebral de restaurar su función a través de la regeneración neural era nula.

En este sentido existen investigaciones en las cuales se reportan que las células troncales cerebrales vivas se aislaron de cadáveres humanos de hasta cinco días de que sucedió el deceso, manteniendo los cuerpos en refrigeración y las células obtenidas de estos cadáveres dieron lugar a nuevas neuronas y células gliales in vitro,por lo que actualmente, se cree que la presencia de las células troncales en el cerebro puede, al menos en parte, explicar la gran plasticidad cerebral y la mejoría funcional que se observa en pacientes después de una lesión cerebral, incluso extensa.  Sin embargo, no se sabe aún, el papel específico y la capacidad regenerativa de éstas en respuesta a las diferentes patologías adquiridas y congénitas del sistema nervioso central (Belkind-Gerson y Suárez-Rodríguez,  2004; Aguilar, 2005).

Es por esto que  esta línea de investigación se ha centrado en estudiar el hecho de que bajo ciertas condiciones, las células troncales pueden diferenciarse hacia el tipo celular requerido para regenerar el tejido dañado con las señales adquiridas directamente en el sitio de la lesión, ya que una vez que existe una lesión neural, las neuronas dañadas entran en contacto con la mielina que se ha liberado de otras neuronas lesionadas, y debido a que la mielina contiene varios inhibidores que impiden que las neuronas que no han muerto restablezcan sus conexiones, no es posible aún comprender los mecanismos en que sea posible restablecer funciones (Belkind-Gerson, Suárez-Rodríguez, 2004).

Esta capacidad ha generado otro tipo de estudios en busca de la regeneración celular,  que dirigen sus esfuerzos hacía las llamadas células madre.

 Estas son células embrionarias, es decir su destino aún no ha sido decidido y se transformarán a través de un proceso de diferenciación y proliferación en distintos tipos de células. Éstas son muy diferentes a cualquier otra en el organismo por lo que pueden emplearse para regenerar tejidos específicos. Las células madre neuronales, son aquellas que tiene la capacidad de auto-renovación y que pueden generar otros tipos de células distintas a ellas a través de un proceso de división celular asimétrico, por lo que se definen por su multipotencialidad. Estas células se encuentran en la médula ósea y se han empleado con éxito para generar tejido cardiaco (León Carrión, 2003, Hernández-Muela, Mulas, Mattos, 2004; Shreeve, 2005).
      
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 Ciertamente esto rompe con el dogma que las neuronas no se crecen espontáneamente en cada parte de los cerebros adultos, sin embargo, las investigaciones pioneras comenzaron en la década de los años 90s, cuando investigadores en el campo de la neurobiología encontraron que los cerebros maduros de algunos mamíferos eran capaces de generar nuevas neuronas.

Por supuesto, los biólogos creían que esto sólo era posible en los cerebros jóvenes, pero Elizabeth Gould de la Universidad Rockefeller, demostró que nuevas células crecían en cerebros adultos, particularmente, se ha encontrado que en el hipocampo (parte del sistema límbico, encargado de procesos de aprendizaje y memoria)  cientos de nuevas células crecen cada día.

 A partir de entonces, diversos investigadores han mostrado las células destinadas a convertirse en neuronas viajeras desde el ventrículo del bulbo olfatorio, especialmente en un par de estructuras encargadas de recibir la información que las células olfativas en la nariz.

Aunque nadie está seguro de por qué el bulbo olfatorio requiere de tantas neuronas nuevas, se puede especular que siendo ésta una estructura necesaria para el aprendizaje de nueva información, es indispensable añadir neuronas para crear las conexiones ente las neuronas existentes y las nuevas, incrementando así la capacidad cerebral para procesar y almacenar la información novedosa (León Carreón, 2003, Avaria, 2005, Shors, 2009). 
      
Si bien existen otras investigaciones que reportan neurogénesis(crecimiento, espontáneo o inducido de neuronas)y el hallazgo de nuevas neuronas fuera del hipocampo y el bulbo olfatorio, éstas no han sistematizado sus hallazgos, y una de las razones es que los métodos empleados para probar la existencia de neurogénesis  es difícil, aunque recientemente se han llegado a detectar crecimiento neuronal en la medula espinal de adultos.

Aun cuando la neurogénesis depende del componente genético, las diversas aportaciones a este tema en trabajos con otras especies como ratones han llegado a ser tan claras que diversos laboratorios han intentado lograr progresos con humanos. De hecho investigadores de Estados Unidos y Suecia, demostraron que esto era posible también en humanos, aunque no con tanta claridad como en otras especies (Shors, 2009; Gage, 2007; Avaria, 2005;  León Carrión, 2003).

En estudios con animales, se encontró que en sólo un par de semanas, la mayoría de estas neuronas recién nacidas, morían, a menos que el animal, fuera retado a aprender algo. Este nuevo aprendizaje, especialmente el que requería de mayor esfuerzo, mantenía vivas esas células.  Pero los trabajos  han encontrado que las neuronas no son necesarias para todos los tipos de aprendizaje, pues si bien pueden jugar un rol en la resolución de problemas, basadas en la experiencia pasada, no son generadas en tiempos específicos, ya que su producción está relacionada  mayormente con  un gran número de factores ambientales.

 Por ejemplo se ha observado que el consumo de alcohol retrasa la generación de nuevas células, mientras que la tasa de neurogénesis puede ser incrementada por el ejercicio. Así quedó demostrado en investigaciones con ratones, los cuales pasaban gran tiempo corriendo en una rueda e incrementaron dos veces la producción neuronal comparada con ratones con una vida sedentaria (Shors, 2009).
      
Sin embargo, aún cuando este descubrimiento da un giro  a la investigación neurobiológica, quedan preguntas por responder, que no permiten del todo la aplicación de estos hallazgos para identificar los efectos del aprendizaje en la sobrevivencia de nuevas neuronas, por ejemplo: ¿qué neurotransmisores y receptores de proteínas están involucrados?, y ¿cómo operan estos mecanismos?; ¿el aprendizaje ayuda a estas nuevas neuronas a integrarse a las redes neuronales o solo promueve la sobrevivencia de las que ya están conectadas?; ¿estas neuronas contribuyen a la obtención de conocimiento?.

La meta es que estos estudios contribuyan a comprender la degeneración neuronal, pero principalmente a la salud de las personas, principalmente para evitar enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson, así como comprender los procesos neuronales relacionados con los trastornos del desarrollo.

Referencias:

Aguilar, F. (2005) Razones biológicas de la plasticidad cerebral y la restauración neurológica. Revista Plasticidad y Restauración Neurológica. Vol. 4 Num.1. 5-6.

Avaria, M. A. (2005)  Aspectos biológicos del desarrollo psicomotor.  Rev. Ped. Elec. [en línea] Vol 2, N° 1.

Belkind-Gerson, J.  y  Suárez-Rodríguez, R.  (2004) Regeneración cerebral. Realidades, posibilidades y esperanzas. An Med Asoc Med Hosp ABC.49 (4): 201-207.

Gage, F. (2007) Brain, repairs yourself. In Floyd E, Bloom (2007) The best of the brain from Scientific American: mind, matter, and tomorrow’s brain. Washington DC. Dana Press.

Hernández-Muela, S., Mulas, F. y  Mattos, L. (2004) Plasticidad neuronal funcionalRev Neurol. 38 (Supl 1): S58-S68.

León Carrión, J. (2003) Células madre, genética y neuropsicología. Revista Española de Neuropsicología. 5 (1) 1-13. 

Shors, T. (2009) Saving new brain cells. Scientific American. Vol. 300. num. 3. 41-48.

Shreeve, J. (2005) Cornina’s brain: all she is… is here. National Geographic. Vol. 207. num. 3.  6-12.

Plasticidad del cerebro adulto

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Como he venido compartiendo en otras entradas, es claro que ha sido incansablemente estudiada la capacidad plástica de los cerebros jóvenes, pero ¿qué pasa entonces con la plasticidad del cerebro adulto?, ¿son modificables las estructuras cerebrales?.

 Se sabe que existen periodos críticos que dependen de la explosión de las conexiones neuronales y que decaen durante la vida, sin embargo, nunca es demasiado tarde para que un cerebro aprenda trucos nuevos, ya que de acuerdo a estudios preliminares en el laboratorio de Michael Merzenich de la Universidad de California en San Francisco y quien es un pionero en la comprensión de la plasticidad cerebral, la memoria en individuos pre seniles puede, con la ayuda de entrenamiento, ser dramáticamente rejuvenecida, pues sus estudios demuestran que la plasticidad no tiene límites, ya que si bien ciertas área de la corteza, por ejemplo el área de Broca, son destruidas por un ataque cerebro vascular o un tumor cerebral, el paciente tiene la probabilidad de recuperar la función una vez que se traslada de los circuitos afectados por otros que pueden haber tenido otras capacidades (Shreeve, 2005).
      
       Algo destacable tanto con la sinaptogénesis como con la neurogénesis, es la relación  directa con el incremento de la actividad mental y el ejercicio físico, lo cual sugiere que las personas podrían reducir el riesgo de enfermedades neuronales y con ello ayudar a la reparación de los procesos cerebrales eligiendo retos mentales y una vida activa físicamente,  por lo que la mayoría de las investigaciones apuntan que la estimulación ambiental es parte importante, demostrando que el ambiente puede afectar la estructura cerebral, lo cual abre la posibilidad de que los diseños arquitectónicos  modifiquen las casas, las oficinas y las escuelas para que estas se encaminen a ambientes más enriquecidos que procuren el mejor funcionamiento cognitivo.

Pero ¿qué ocurre en cerebros que sufren alguna lesión?, la investigación actual indica que la plasticidad existe, durante el desarrollo pre y post natal, se reconoce la existencia de periodos críticos para que ello ocurra, sin embargo, una vez que se establecen las conexiones sinápticas y estas se rompen o se deterioran, el patrón de reorganización cortical en la recuperación funcional de las diversas capacidades no es la misma, a pesar de que los mecanismos básicos de plasticidad son compartidos por toda la corteza.

Sin embargo, existen peculiaridades en los patrones de recuperación dependiendo del tipo de lesión que  se produzca, encontrando principalmente las siguientes modalidades: lesiones motoras, lingüísticas, sensoriales, neuropsicológicas.

Con respecto a la recuperación de una lesión de tipo motor, se sabe que la estructura de la corteza cerebral está cambiando continuamente en respuesta al entrenamiento, las adquisiciones conductuales y motoras. Es así que la construcción de mapas funcionales de áreas motoras que han sido posibles gracias al empleo de tres técnicas de neuroimagen:   estimulación magnética transcraneal: la cual es una forma no invasiva de estimulación de la corteza cerebral, es una de las herramientas más recientes que han incorporado las neurociencias, tanto para propósitos de estudio como de investigación; resonancias magnéticas funcionales: que son un tipo de resonancia magnética en la cual se mide la respuesta hemodinámica (flujo sanguíneo) relacionada con la actividad neuronal en el cerebro o la médula espinal;  así como con las tomografías por emisión de positrones: técnica en medicina nuclear que produce una imagen tridimensional de los procesos funcionales del cuerpo,  técnicas que han posibilitado la comprensión de la forma en que la corteza somatomotora se adapta y cambia en respuesta a las lesiones y a la intervención terapéutica.

Estudios realizados en personas con hemiplejía central, demuestran que  la recuperación funcional a través de la rehabilitación, produce mecanismos de plasticidad que difieren dependiendo de la cronología de la lesión.

Cuando la lesión requiere de un tiempo mayor para la recuperación y por ende tratamiento a más largo plazo, se generan cambios permanentes en la corteza cerebral. En la mayoría de los casos aparecen nuevas vías motoras que arrancan de la corteza motora del hemisferio sano y se dirigen de forma ipsilateral (contraria) al  lado afectado, de forma que tiene lugar la recuperación funcional del lado afectado.  Mientras que en otro grupo menos numeroso de pacientes, nuevos axones procedentes de la corteza motora no dañada se proyectan erróneamente de forma bilateral, produciendo una menor recuperación funcional con intensos movimientos en espejo,  este es un ejemplo de plasticidad mal adaptativa, donde el paciente mueve la mano izquierda, al mismo tiempo que mueve la derecha (Díaz-Arribas, Pardo-Hervás, Tabares-Lavado, Ríos-Lago y Maestú, 2006). 

Con respecto a la recuperación lingüística, los estudios neurobiológicos que aportan datos sobre las áreas correspondientes al lenguaje y su configuración en un momento determinado del neurodesarrollo,  han permitido comprender cada vez mejor la función del lenguaje y su comportamiento tras una lesión. 

En este sentido se sabe que los niños a los  4 años de edad tienen muy bien localizada la representación del lenguaje, en el hemisferio izquierdo, en la mayoría de los casos, prácticamente igual que en el adulto. Sin embargo, dichos estudios han encontrado evidencia de que la corteza cerebral involucrada en las funciones lingüísticas también es sensible a la experiencia, de forma que los centros  relacionados con los procesos de lenguaje no son estables en el tiempo, y se expanden o contraen dependiendo de la experiencia, ya que se aprenden nuevas palabras o se dejan de emplear otras a lo largo de la vida.

Al parecer, esta zona inicialmente ocupa áreas más amplias en el área perisilviana, que van concentrándose conforme se alcanza la competencia en el lenguaje, en base a una mayor complejidad y nivel de especialización, de forma que las áreas periféricas que originariamente se relacionaron con el lenguaje retienen esta habilidad como capacidad secundaria latente, capaz de suplir o completar la función lingüística en caso de lesión del área primaria (Hernández-Muela, Mulas, y Mattos, 2004).

Sin embargo, cabe mencionar que las lesiones del hemisferio izquierdo se asocian a una mayor participación de la actividad normal del hemisferio derecho y de una atípica asimetría en las activaciones de la zona perisilviana durante las actividades lingüísticas, en mayor medida cuando la lesión tiene lugar en etapas precoces, que cuando sucede en etapas más tardías en la vida (Gage, 2007).

De este modo, como resultado de la plasticidad cerebral que sucede tras lesiones acontecidas en etapas tempranas, se ha encontrado en diversos estudios, un aumento en la activación de las regiones prefrontal, frontal inferior y parietal inferior, para el lenguaje expresivo, y regiones temporales inferior, temporal frontal y temporal superior, para el lenguaje receptivo. Probablemente, por que estas estructuras corresponden a la zona responsable de las funciones relacionadas con el lenguaje en etapas precoces, que con la maduración y complejidad creciente de las conexiones neuronales, por lo que éstas quedan libres dependiendo del tipo de tareas, pero conservan de forma latente esta capacidad, para retoman su función en caso de lesiones posteriores a su desarrollo (Gollin, 1981; Maciques, 2004; Tubino,  2004;  Ginarte, 2007).

Por tanto, una lesión temprana, acontecida antes del año de vida, lleva a una reorganización extensa tanto del hemisferio derecho como del izquierdo, a esto se le conoce como  plasticidad adaptativa, al igual que ocurre en la corteza  motora, pero existe evidencia de que la plasticidad cerebral en las regiones responsables del lenguaje tras un daño neurológico, puede ser diferente que en el caso del dominio motor (Díaz-Arribas, Pardo-Hervás, Tabares-Lavado, Ríos-Lago y Maestú, 2006).

Sin embargo, los cambios plásticos no se limitan únicamente a la corteza motora o al lenguaje, sino que tienen lugar también en los sistemas sensoriales. En este sentido, un ejemplo es el caso de la capacidad auditiva, la requiere de la conexión con estímulos ambientales en forma de sonidos y cuyo procesamiento es importante para la comunicación verbal, por lo que es un paso determinante para la adquisición del lenguaje. De esta modalidad sensorial se sabe que  existe un período auditivo crítico para la adquisición del lenguaje. Así se demostró en estudios realizados en niños sordos tras la aplicación de implantes cocleares (Hernández-Muela, Mulas y Mattos, 2004).

       A este respecto, en cuanto a las dificultades del lenguaje secundarias a la existencia de un déficit sensorial por pérdida de audición, es necesario considerar dos situaciones: la primera de ellas, es cuando la pérdida de audición tiene lugar de forma previa a la adquisición del lenguaje, en etapas muy tempranas, mientras que una segunda situación se observa cuando la pérdida de audición ocurre de forma posterior a la adquisición del lenguaje.

En el primer caso, la plasticidad se hará por medio de una migración de la función, mientras que en el segundo caso, la potencialización será a mas largo plazo y requerirá del apoyo de implante coclear (Coplan,  1985; Hernández-Muela, Mulas y Mattos, 2004).

El otro aspecto sensorial a considerar, es la capacidad visual, aún cuando la plasticidad de los campos visuales no se conoce bien, se puede hablar de dos situaciones, por un lado, cuando la corteza visual está dañada por una lesión traumática, y cuando, a pesar de la fortaleza de la corteza occipital, por razones periféricas o centrales, no se desarrolla la visión.

Respecto a la primera situación, algunos estudios descriptivos demuestran  el traslado de la función de la corteza visual a zonas adyacentes a la corteza occipital, como regiones posteriores de lóbulos parietales y temporales, semejante al proceso de la audición, lo que se denomina plasticidad por migración (Castroviejo, 1996; Deacon, 2000; Ginarte, 2007).

Respecto a la segunda situación,  donde se presentan cegueras periféricas, causadas por  tumores en el  quiasma óptico que pueden ser determinantes de una ceguera en etapas muy tempranas, se ha demostrado la existencia de la modalidad denominada plasticidad cruzadaes decir, reorganización permanente que permite capacidades en principio no propias a un área determinada, que aparece para incrementar o facilitar percepciones alternativas compensatorias de déficit sensoriales.  Estos cambios implican mecanismos neuroplásticos en los que áreas que procesan determinada información, aceptan, procesan y dan respuesta a otro tipo de información procedente de otra modalidad sensorial (Hernández-Muela, Mulas, y Mattos, 2004; Ginarte, 2007).

Es así como se explica el proceso de plasticidad en la corteza occipital de niños ciegos desde etapas tempranas, la cual se facilita y a la vez es consecuencia del aprendizaje de la lectura Braille, ya que se amplia y varia la capacidad perceptiva de la corteza occipital creando redes que van de las áreas motoras que permiten el movimiento de los dedos sobre el papel, y las áreas que usualmente se emplearían para la visión de las letras en compensación por la ausencia de visión. Este  ensanchamiento de la representación cortical del dedo índice puede deberse a dos mecanismos: el primero, por desenmascaramiento de conexiones silentes(aumento de eficacia sináptica), en la misma zona lesionada o deficitaria y adyacente, y el segundo, por plasticidad estructural, mientras que  otros estudios han demostrado la expansión, en la corteza somatosensorial de la representación del dedo índice, fundamental en la lectura Braille, con lo que se dice que las personas pueden “ver” a través de sus dedos, pues logran el reconocimiento de formas e incluso colores con sólo tocar una superficie (Poch, 2001).

Referencias:

Díaz-Arribas, M., Pardo-Hervás, P., Tabares-Lavado, M., Ríos-Lago, M. y Maestú, F. (2006) Plasticidad del sistema nervioso central y estrategias de tratamiento para la reprogramación sensoriomotora: comparación de dos casos de accidente cerebrovascular isquémico en el territorio de la arteria cerebral media. Rev Neurol. 42 (3): 153-158

Hernández-Muela, S., Mulas, F. y  Mattos, L. (2004) Plasticidad neuronal funcionalRev Neurol. 38 (Supl 1): S58-S68.

Gage, F. (2007) Brain, repairs yourself. In Floyd E, Bloom (2007) The best of the brain from Scientific American: mind, matter, and tomorrow’s brain. Washington DC. Dana Press.
Ginarte, Y. (2007) La neuroplasticidad como base biológica de la rehabilitación cognitiva. Geroinfo. Vol. 2. No. 1. 31-38

Gollin. E. S. (1981) Developmental and plasticity: behavioral and biological aspects of variation in developmental. New York. Academic Press.

Maciques (2004)  Plasticidad Neuronal. Revista de neurología. 2 (3) 13-17.

Poch, M.L. (2001) Neurobiología del desarrollo temprano. Contextos educativos. 4. 79-94.

Shreeve, J. (2005) Cornina’s brain: all she is… is here. National Geographic. Vol. 207. num. 3.  6-12.

Tubino, M. (2004) Plasticidad y evolución: papel de la interacción cerebro – entorno. Revista de estudios neurolingüsticos. Vol. 2, número 1. 21-39

¿Podemos diseñar un cerebro?

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Esta reflexión está especialmente dedicada a Valeria Galván

Todo está en nuestro cerebro, cuando digo todo me refiero a ¡todo!, nuestros sueños, nuestro talento, nuestro futuro, nuestras ideas, nuestra percepción de amor, el dolor y la forma en que aprendemos. El cerebro es el único elemento compartido por cualquier ser humano en este planeta, no importa el color de nuestra piel, condición socio-económica, cultura o edad; la forma en que caminamos, entendemos el mundo, escribimos, cómo aprendemos, son procesos infinitos regulados por impulsos eléctro-químicos, efecto de las hormonas, genes y proteínas.

Con eso en contexto, mientras que algunas investigaciones están enfocadas en curar y prevención enfermedades del cerebro como el Parkinson, Alzheimer o entender el proceso de desarrollo neurológico, otros están buscando la forma de construir un cerebro, por ejemplo el proyecto cerebro humano y el proyecto Blue Brain liderado por Henry Markham, profesor de neurociencia cuyo laboratorio se encuentra en el Instituto Federal Suizo de Lausana, que gastará  1 billón de Euros tratando de descubrir los secretos de la conciencia, mediante el uso de datos para rastrear las señales electrónicas entre las neuronas (Honigsbaum, 2013).

Uno de los muchos objetivos de este proyecto es la construcción de un modelo funcional del cerebro humano, bajo el postulado fundamental de la neurociencia conocida como regla de Hebb: "las neuronas que se encuentran en un espacio conjunto, Disparan juntas", sin embargo la pregunta es ¿por qué? ¿por qué algunas neuronas aunque disparan juntas, disipan la información? 

Sin embargo las cosas no son tan fáciles. Nuestro cerebro aprende y consolida información de una manera desconocida, por ello  muchas investigaciones tratan de responder a preguntas comunes como: ¿por qué pueden entender algunos niños números o ciencia?, ¿por qué algunos niños son cantantes maravillosos?, ¿cuál es la diferencia entre el talento y la pasión por aprender?

Estas preguntas  llevan a la neurociencia a un camino largo y desafiante llamado evolución. Si bien algunos investigadores creen que nuestros cerebros son la versión actual de prototipos naturales, la realidad es que  entre más tiempo que pasamos en este planeta, nuevas necesidades deben ser resueltas, y por ende, no es un modelo no hay planes de una versión final; por ejemplo, para leer estas líneas, tuvieron que surgir los ojos y los oídos, dos engranajes maravillosos de la exquisita evolución. 

El proceso de lectura es una combinación de la identificación de un sonido (los sonidos del alfabeto) e imágenes (cada letra tiene una forma distinta, pensemos que la mayoría de los alfabetos tienen capital y minúsculas). Este proceso útil es una conquista de la plasticidad no solo neuronal, sino genética y por supuesto a nivel proteínico.

El sistema auditivo, por ejemplo, es una combinación de impulsos mecánicos y neuronales; el prototipo actual  se basa en la perfecta relación entre huesos y células pilosas  capaces de enviar información a un nervio y  de ahí al cerebro. Hemos aprendido a distinguir entre los sonidos en el medio ambiente, la música y la lengua, pero no sólo eso, somos eficientes para determinar el lugar del objeto de la emisión, intensidad y decidir si es un sonido peligroso o no. ¿Por qué?, porque como especie, durante mucho tiempo los humanos intentaron sobrevivir de los depredadores.


Pensemos por un momento, escuchar no es suficiente para sobrevivir en medio de la noche con todo tipo de criaturas del hambre, necesitábamos ojos. Mantengamos en mente que durante muchos años, no éramos seres humanos, nos encontrábamos en el océano, no hay suficiente luz para ver, así que el ojo comenzó  su diseño sólo con sistemas para ver en la oscuridad, mismos que aún empleamos para ver durante la noche, esas células se denominan bastones. 

Eventualmente, esos ojos primitivos tuvieron que adaptarse a la luz, porque salimos del agua y comenzamos a ver el sol, entonces esos ojos necesitaron nuevas células y proteínas, empezamos a ver diferentes intensidades energía luminosa que permitió al ojo ver colores, y se adaptó tanto tanto que actualmente podemos ver colores entre 400 a 650 nanómetros y esa sorprendente diferencia tal vez necesitó algunos cientos de miles de años para conquistarse (Nilsson y Pelger, 1994), pero no fue la única, ya que cuando se descubrió el fuego, tuvimos que adaptar a una amplia gama de colores, añadimos amarillo y rojo a nuestra paleta, y esto significó la capacidad de distinguir los frutos verdes de los frutos maduros.

Estos dos sistemas, el oído y la vista, aprendieron a trabajar juntos, así que cuando escuchamos un ruido nuestros ojos buscan ese ruido...!pero hacía falta algo más!, necesitábamos un cuello para apoyar ese movimiento. El movimiento es otro proceso complejo increíble, porque las especies tuvieron pudieron trasladarse para sobrevivir, algunos mamíferos como las ardillas o conejos tienen que moverse rápido evitar para ser la cena de alguien, pero los seres humanos tuvieron que trasladarse a encontrar un lugar mejor para vivir, encontrar comida y cuidado de los bebés. Vamos a agregar a todas las habilidades de la necesidad de mover los ojos para enfocar un objeto.

Un paso más era necesario ser capaz de leer, tal vez debería decir otro gran paso: después de crear un lenguaje, basado en sonidos, tuvimos que aprender a reconocer esos sonidos, como un bebé y después de eso, los seres humanos crearon alfabetos, esto significa que podríamos ver esos sonidos. Sin embargo cabe mencionar que la coordinación entre el aprendizaje de los sonidos y la vista, no es natural que nuestro cerebro, porque ésta es una nueva habilidad para nuestra especie, y aun cuando ha existido desde hace miles de años, no todas las personas tenían acceso a la lectura y la escritura, esto ha sido una adición reciente a la  neo corteza. Por esta razón muchas personas, incluso en la Universidad tienen problemas con la ortografía. ¿Quién no tiene un error de ortografía de vez en cuando?, esto es porque nosotros debemos coordinar dos sistemas, escribimos como escuchamos, pero palabras no siempre pueden escribirse siguiendo el sonido.

Por supuesto, construir un cerebro es increíblemente complejo. Sin duda Henry Markham pasará más de una década tratando de construir un cerebro, si creemos que la naturaleza ha necesitado miles de años, quizá millones, 10 años es una agenda muy optimista, especialmente con un sistema que nunca deja de adaptarse al ambientes. hace 45 años solamente pocos tenían acceso a las computadoras, y continuamos añadiendo características, cada 2 o 3 años que nos sorprende otra actualización. La naturaleza tiene mucho más actualizaciones, ahora podemos caminar por una calle sin morir en el intento, evitando los coches, a otras personas y checar  Facebook al mismo tiempo. Mientras que algunos nosotros no crean un sistema coordinado lo suficientemente rápido, y otros los siguen intentando e insisten en que es una buena idea cruzar la calle mientras cuidan del bebé y el perro al mismo tiempo que pueden resolver los 10 mil pendientes del trabajo.


¿Podemos crear nuestros cerebros? Personalmente invertiría todo mi tiempo y poco dinero en esa dirección, enriqueciendo nuestros entornos para generar nuevos conocimientos, porque al final, nuestro cerebro fue diseñado para responder al medio ambiente adaptar, crear estrategias nuevas y más sofisticadas, como el simple acto de la lectura.

Referencias:

Blue Brain Project EPFL. Available at: http://bluebrain.epfl.ch/

Dzib Goodin, A. (2013a) La arquitectura cerebral como responsible del proceso de aprendizaje.  Revista Mexicana de Neurociencia. 14(2): 81-85.

Dzib Goodin, A.  (2013b) La evolución del aprendizaje: más allás de las redes neuronales. Revista Chilena de Neuropsicología. 8(1): 20-25.

Honisgbaum, M. (2013) Human Brain Project: Henry Markram plans to spend €1bn building a perfect model of the human brain.

Human Brain Project. Available at: https://www.humanbrainproject.eu/

Lamb, TD. (2011) Evolution of eye. Scientific American. Available at: http://www.scientificamerican.com/article/evolution-of-the-eye/

Masaki, T., and Shigeru, K. (2010) History of studies on mammalian middle ear evolution: A comparative morphological and developmental biology perspective. Journal of Experimental Zoology Part B: Molecular and Developmental Evolution. 314b(6): 417-433.

Mallo, M. (2001) Formation of the middle ear: Recent progress on the developmental and molecular mechanisms. Developmental Biology. 213(2) 410-419.

Nilsson DE., Pelger, S. (1994) A pessimistic estimate of the time required for an eye to evolve. Proceedings of the Royal Society Biological Science .256(1345)53-58.

Mecanismos neurológicos de la atención

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Atender al ambiente o prestar atención es un proceso que consiste en focalizar selectivamente la consciencia de los estimulos del medio, filtrando y desechando información no deseada, manejando el constante fluir de la información sensorial para su procesamiento en paralelo para con ello lograr las respuestas apropiadas y controlar la conducta ante ambientes específicos. 

 En este sentido atender exige un esfuerzo neurocognitivo que precede a la percepción, a la intención y a la acción, ya que sin la  atención, la percepción, la memoria y el aprendizaje se empobrecen, por lo que la atención ha sido uno de los últimos procesos complejos cerebrales en adquirir la categoría de función cerebral superior (Estévez-González, García-Sánchez  y  Junqué, 1997; Etchepareborda y Abad-Mas, 2001).

La atención se puede definir desde el punto de vista neurocientífico, como una “amplificación en la tasa de disparo neuronal, entendido esto como un aumento de la actividad en un área cerebral particular involucrada en el procesamiento de un estímulo”, por ejemplo  una flor, o de cierta característica del estímulo, como el color de la flor, movimiento o la ubicación espacial del objeto, en comparación con la tasa de disparo neuronal en una línea base, es decir, la que se presenta cuando se observa  un estímulo no atendido (Estévez-González, García-Sánchez  y  Junqué, 1997; Ruiz y Cansino, 2006). 

 Siendo así, la atención implica por ende no sólo la filtración de la complejidad de estimulos que se encuentran en el ambiente, sino además una percepción selectiva y dirigida, hacia una fuente particular de estimulación y esfuerzo, o concentración sobre una tarea,  por lo que una función de la atención es facilitar la representación o la extracción de las características de un estímulo interesante. Ahora bien, conceptualmente no es fácil definir que es interesante, pues mientras que para unos puede ser el vuelo errático de una mosca, para otros puede el tono de la voz humana.

 Esto es particularmente importante si se considera el bombardeado de señales sensoriales provenientes del exterior e interior del organismo, pues la cantidad de información entrante excede la capacidad del sistema nervioso para procesarla, por lo que se hace necesario un mecanismo neuronal que regule y focalice, seleccionando y organizando la información perceptual entrante, y permitiendo que un estímulo pueda lograr un impactoa nivel  neural y electroquímico. 

Este mecanismo neuronal al que llamamos atención, se va desarrollando progresivamente desde la infancia y su actividad no se ciñe únicamente a regular la entrada de información, sino en el procesamiento mismo de la información (Estévez-González, García-Sánchez  y  Junqué, 1997).

Ante la complejidad conceptual, neuroanatómica y neurofuncional de la atención no permite  ligarla a una única estructura anatómica o explorarla  con un único test, en lugar de ello, cabe considerarla como una series de procesos cerebrales complejos (Estévez-González, García-Sánchez y  Junqué, 1997; Ruiz Vargas, 2000).

Por ello, es posible definir la atención desde el punto de vista neurológico como el resultado de una red de conexiones corticales y subcorticales principalmente provenientes del hemisferio derecho. Desde un punto de vista neurofuncional, se le  describe como una función cerebral regulada por tres sistemas entrelazados, el primer sistema es el de alerta o arousal, de atención posterior o perceptiva y de atención anterior o atención supervisora. El segundo sistema, permite la selección de la información prioritaria y por último, el tercer sistema, es el regulador de la dirección y el objetivo de la atención o atención deliberada(Estévez-González, García-Sánchez y  Junqué 1997).

Aunque la literatura se ha centrado en la idea de que la atención está regulada por dos mecanismos, uno llamado Top down y otro denominado Bottom-up, sin embargo  ambos están relacionados con otras muchas otras funciones fisiológicas, por lo que a veces es difícil diferenciarlos (Estévez-González, García-Sánchez y  Junqué 1997; Etchepareborda, y Abad-Mas, 2001; Servera-Barceló,  2005; Morgado Bernal, 2005).

            El mecanismo top down representa los procesos de selección dirigidos a metas particulares, la función principal es la de detectar la presencia de un estímulo particular durante el desarrollo de una tarea,  lo que produce una mayor activación neuronal de la entrada sensorial relevante para así discriminar el estímulo de interés de aquellos no relevantes para conseguir la meta (por ejemplo, no escuchar el ruido ambiental al leer este documento) (Ruiz Vargas, 2000; Etchepareborda y Abad-Mas, 2001; Allegri y Harris, 2001).

Este sistema está regulado por las expectativas, las metas o los conocimientos previos propios del sujeto e involucra la participación conjunta de la corteza prefrontal y de la cortezaparietal posterior superior y surco intraparietal, lo que constituye el sistema conocido como frontal-parietal

Estas áreas se han estudiado con tareas que presentan estímulos que distraen la atención de los sujetos, y se ha encontrado que las neuronas de la región intraparietal aumentan su tasa de disparo, por lo que se sugirió que una de sus funciones de la atención es la de suprimir el procesamiento de los estímulos irrelevantes y focalizar hacia el estímulo relevante (Bjork, 1970; Bjork & Bjork, 1996), por lo que se ha propuesto que el surco intraparietal y la corteza parietal posterior superior participan cuando ocurre un cambio de atención hacia un estímulo que varía su ubicación espacial, en el mantenimiento de la atención hacia un estímulo periférico, principalmente en tareas de atención dividida (como cuándo de lee y se escribe), en la integración de características físicas de un estímulo (análisis de color, forma, tamaña) y en el rastreo de puntos en movimiento (como cuándo se conduce un auto).

De igual forma, en distintas investigaciones se ha encontrado que la corteza parietal posterior superior, presenta mayor activación cuando los personas atienden hacia la presentación de un estímulo visual en particular, cuyas características se han definido antes de iniciar la tarea; esta activación no es exclusiva para la información espacial, sino que también se genera cuando los sujetos atienden a otros rasgos específicos del estímulo, como el color, la forma, o el tamaño (Estévez-González, García-Sánchez y  Junqué, 1997; Allegri y Harris, 2001).

Por su parte, el mecanismo de selección bottom-up se asocia a los procesos que intervienen cuando la atención se dirige a un estímulo particular en el cual sobresalen ciertas características, como puede ser la infrecuencia, la novedad, la intensidad o la relevancia en el contexto en que aparece (por ejemplo,  el timbre de un teléfono celular durante la proyección de una película).  Este mecanismo está controlado por el sistema parietal-frontal que incluye la  corteza parietal posterior inferior, unión temporoparietal y corteza prefrontal (Boujon y Quaireau, 1999; Etchepareborda y Abad-Mas, 2001).

Sin embargo, como en muchos sistemas biológicos, ambos mecanismos actúan de forma conjunta, esto es posible de evaluar por ejemplo cuando se le pide  una persona que detecte la presentación de un estímulo y se le indica previamente en qué región de la pantalla aparecerá, con esta tarea es posible evaluar el sistema top-down al solicitar el reconocimiento del objeto; en tanto que el sistema de procesamiento bottom-up se puede evaluar al detectar la presentación repentina del objeto (un estímulo novedoso y sobresaliente). Por ejemplo, si se solicite que reconozca una letra O, reconociendo forma y tamaño entre un conjunto de letras E dispuestas a lo largo de toda la pantalla (Allegri y Harris, 2001).

Sin embargo, es importante señalar que aunque la corteza prefrontal está muy relacionada con la atención, no se encraga exclusivamente de este proceso, ya que por tratarse de un área de asociación, interviene en otras funciones cognitivas como el control cognitivo, la memoria de trabajo, la recuperación de información episódica y la capacidad para alternar simultáneamente entre diferentes tareas. De ahí la importancia de la atención en tareas complejas (Allegri y Harris, 2001; Killgore, Kahn-Greene, Grugle, Killgore, Balkin, 2009).

Por otra parte, se ha descubierto que también la corteza prefrontal en sus regiones dorsolateral y ventrolateral se activan cuando las personas deben manipular información (por ejemplo, reordenar tres objetos en función de su agrado), en la memoria de trabajo, la cual es una tarea diferente a cuando los sujetos sólo deben mantenerla disponible (repetir las tres palabras); en este último caso, sólo se activa la corteza prefrontal ventrolateral (Ruiz y Cansino, 2006; Killgore, Kahn-Greene, Grugle, Killgore, Balkin, 2009).

Es aquí que si se piensa que sólo unas cuantas estrcuturas participan, pues el sistema abre la puerta a otras estrcururas que convierten el proceso en algo aún más complejo, pues la corteza prefrontal no es la única encargada del proceso de la atención, ya que está relacionada también con la lateralización cerebral, ya que aunque la atención es una función bilateralizada, cada hemisferio estaría funcionalmente especializado, por ejemplo, el hemisferio izquierdo ejerce un control unilateral (contralateral) y el hemisferio derecho un control bilateral, además de regular el sistema de atención selectiva y mantener el estado de alerta, por lo que las estructuras encargadas de la atención deben cumplir otras funciones, de ahí que sea posible hablar de la relación entre atención, aprendizaje y memoria (Estévez-González, García-Sánchez y  Junqué, 1997).

Referencias
 
Allegri, R.F. y Harris, P. (2001) La corteza prefrontal en los mecanismos atencionales y la memoria. Revista de Neurologí . 32 (5): 449-453.

Bjork, R. A. (1970). Positive forgetting: The noninterference of items intentionally forgotten. Journal of Verbal Learning and Verbal Behaviour. 9, 255–268.

Bjork, E. L., & Bjork, R. A. (1996). Continuing influences of to-be-forgotten information. Consciousness & Cognition. 5, 176–196.

Boujon,  C. y Quaireau, C. (1999) Atención, aprendizaje y rendimiento escolar: aportaciones de la psicología cognitiva experimental. Narcea. España.

Estévez-González, A., García-Sánchez, C. y  Junqué, C. (1997) La atención: una compleja función cerebral. Revista de Neurología. 25 (148): 1989-1997.

Etchepareborda, M.C. y Abad-Mas, L. (2001) Sustrato biológico y evaluación de la atención. Revista de Neurogía Clinica. 2 (1) 113-124.

Killgore WD, Kahn-Greene ET, Grugle NL, Killgore DB, Balkin TJ. (2009) Sustaining  executive functions during sleep deprivation: A comparison of caffeine,  dextroamphetamine, and modafinil. Sleep. 32(2):205-16.

Morgado Bernal, I. (2005)  Psicobiología del aprendizaje y la memoria. Cuadernos de Información y Comunicación. 10.  221-234.

Ruiz-Contreras, A. & Cansino, S.  (2005) Neurofisiología de la interacción entre la atención y la memoria episódica: revisión de estudios en modalidad visual. Revista de Neurología. 41 (12): 733-743.

Ruiz Vargas, J.M (2000) La organización neurocognitiva de la memoria. En J.M. Ruiz Vargas (2000) Psicología cognitiva de la memoria. Anthropos. España.

Servera-Barceló,  M. (2005) Modelo de autorregulación de Barkley aplicado al trastorno por déficit de atención con hiperactividad: una revisión. Revista de Neurología. 40 (6): 358-368.
 

Del cerebro a las proteínas

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Actualmente se habla mucho sobre las maravillas del cerebro. No hay en este instante, mayor fascinación que el descubrimiento o incluso re descubrimiento de las funciones cerebrales y sus aplicaciones a la educación, y es por ello que tengo el gusto de platicarles de una investigación en la que me he embarcado tratando de explicar porqué aprendemos.


Sin duda alguna  se ha escrito mucho sobre las increíbles funciones de los mecanismos fisio- anatómicos de los que el cerebro dispone para mantener el cuerpo humano con vida, pero ¿cómo es que dichas funciones se desarrollaron?, ¿es realmente el cerebro el órgano más importante para la pervivencia de la especies?, ¿por qué desarrollar un órgano gobernante  capaz de comprenderse a si mismo?

Estas son algunas de las preguntas que nos han llegado a atormentar y en todo el mundo se desarrollan investigaciones en torno a la evolución cerebral y la capacidad mental, y por supuesto me vi deleitada con todo el conocimiento que se desarrolla en ese sentido, Ya que no es difícil perderse en los estudios evolutivos, pero qué dirían si les cuento que el cerebro no es el único que emplea una bomba como la de sodio-potasio para mantener la comunicación entre las neuronas.


 La bomba de sodio-potasio es un proceso que existe en casi cada célula, y de hecho  el estómago cuenta con su propia versión llamada bomba protón, que emplea principios similares para mover hidrógeno, potasio y ATPs para mantener el equilibrio durante el proceso de la digestión.

Le puedo decir también que  el riñón realiza 3 funciones de vital importancia para el cuerpo que son filtración de sustancias,  reabsorción de amino ácidos y secreción de desechos, además de mantener el equilibrio de líquidos, electrolitos, la presión arterial y el equilibrio cardiaco y respiratorio.

Por supuesto no estoy tratando de convencerle de que se enamore de su riñón o de su estómago, pero de conocer las increíbles funciones que cada órgano tiene, se daría cuenta de que el cerebro no se desarrollo como órgano privilegiado, pues la comunicación entre células y estructuras, son funciones que cada estructura en el cuerpo lleva a cabo con eficiencia impecable.

¿Cómo se llegó a tal nivel de eficacia biológica?

Vayamos a las células. Las neuronas son particulares debido a que son de las pocas células que no se reproducen, es por ello que no es posible tener cáncer neuronal. ¡Si!, seguramente está por decirme que hay cáncer cerebral, pero este no se desarrolla en las neuronas, sino en las meninges que son tres capas que cubren al cerebro o bien en el tejido conjuntivo.

Al igual que el cerebro, las células se rodean de agua a modo de amortiguador y se comunican por medio del torrente sanguíneo. Se comunican entre ellas a partir de controles autocrino, paracrino, endocrino gracias al servicio de hormonas y proteinas,  todo con el apoyo genético en respuesta al ambiente.

Es ahí donde las investigaciones se están centrando actualmente, en el genoma y el proteome, que ha permitido descubrir los controles homeostáticos y de desarrollo que permiten que las especies, no solo los seres humanos se mantengan sobre la faz de la tierra.

Imagino que ya comencé a marearle, me disculpo por mi pasión por el tema, pero permítanme compartir como es que llegué ahí.

  Escribí un artículo en el que comencé diciendo: “no hay aprendizaje sin cerebro, ni cerebro sin aprendizaje”, sonaba lógico, ¿no?, bueno, un biólogo me escribió diciendo que los priones, que son proteínas, son capaces de manipular las señales de las células y que se transforman creando lo que se llama enfermedades prionicas que a la fecha resultan mortales.

Fue así que desvié mi camino al tema de las proteínas, por supuesto el proteome está de moda, y como ya se ha avanzado buen camino en el tema del genoma, pues fue sencillo encontrar un mar de información. Recordemos que los genes están formados de proteínas, por tanto deberían tener relevancia evolutiva.

Fue así que una tarde, llena de frustración por no poder comprender los mecanismos con los cuales las células se suicidan, proceso que se llama apoptosis, me hice una pregunta clave; ¿cómo llegamos a tal nivel de aprendizaje de nosotros mismos? Porqué aprendemos.

Observando a otras especies, caí en la cuenta que el aprendizaje es un proceso necesario para la pervivencia de las especies, el cual está presente para adaptarse al medio ambiente.

Aquellas especies que se han mantenido sobre la faz de la tierra, es porque han sido capaces de adaptar sus conductas y por ende, aprender.

En este sentido, el aprendizaje no es un proceso que dependa de las escuelas o de planes y programas de estudio, es algo que sucede a pesar de la escuela y de la sociedad.

Es aquí donde voy a pedirle que intente imaginar, cómo surge el aprendizaje, intentemos ir antes del cerebro, y esto puede ser complejo pues el cerebro no puede imaginarse sin el mismo. Pero creo que ahí radica la crisis de las neurociencias, nos hemos centrado demasiado en el cerebro, siendo que hay un principio en ciencia que dice que nada puede ser comprendido a partir de si mismo, y sin embargo hemos insistido en comparar el cerebro con sus propias funciones, aun en situaciones que no pueden reproducirse o generalizarse.

La pregunta primigenia de las neurociencias es: ¿en que momento las conexiones neuronales se convierten en experiencia subjetiva? Esto en español quiere decir que si en todos nosotros tenemos las neuronas y las conexiones especificas para ver el color rojo ¿Entonces porque no todos interpretamos esta imagen de la misma forma?, yo como fotógrafo veo la cualidad de la imagen, un jardinero va a reconocer otras cualidades y una mujer la verá distinta a un hombre.

Así que hagamos un viaje, ¿recuerdan el calendario cósmico de Carl Sagan?, aquí vemos que hubo planeta aun antes de la vida: la primera célula surge en algún día de septiembre, pero los primeros organismos multicelulares surgieron hasta noviembre.

¿Qué paso entre septiembre y noviembre?,  la especulación es que en primer lugar, la vida fue posiblemente un error, de esos de los que a la educación no le gustan, un error que junto un par de moléculas, y esas moléculas, crearon en primer lugar un mecanismo de comunicación, similar a los mecanismos que poseen las células y las neuronas pero recuerden que es la forma más primitiva, y cuando lograron comunicarse, otro error, las reprodujo. A nadie le gusta estar solo en el mundo, ¿verdad?

Esos errores formaron vida, organismos similares probablemente  a los virus y bacterias, capaces de abrirse paso en el mundo sin tener que ir a una escuela a aprender como enfermar o como mutar. Cambian dependiendo de las señales del ambiente y hay que considerar que han existido por mucho, mucho tiempo.

Si miramos de nuevo el calendario, no se ubica sino hasta diciembre 17 el primer vertebrado. Para que haya vertebras, tuvo que haberse formado moléculas de calcio, y un sistema motor.

Mi colega Daniel Yelizarov y yo nos encontramos estudiando la importancia del movimiento en la vida y sobre todo como factor para el aprendizaje, pues nuestra hipótesis es que las especies requieren el movimiento para regular las señales del ambiente.

Cabe resaltar que hay una distancia mucho mayor entre septiembre y noviembre, momento en que las proteínas comenzaron a comunicarse entre ellas sin un cerebro pero con un sistema suficientemente eficaz y veamos como entre diciembre 17 y 20, cuando aparecen los primeros animales con cuatro miembros ya no hay distancia. Para entonces, cabe suponer que ya existe el ADN.

De ahí surgen cerebros diminutos como los de los insectos, que a pesar de su tamaño son capaces de crear conductas especificas capaces de mantenernos despiertos por noches enteras, y de abrirse paso con movimientos motores finos.

El homo erectus, surge hasta las 22:48 del 31 de diciembre…  ¿cómo se produjo este salto? La respuesta puede residir en las bases moleculares, en conformación de las redes neuronales,  la conformación de la neocorteza producto de  la influencia de la cultura

En este sentido se puede decir que la evolución de las redes neuronales contiene información no solo en términos genéticos, sino también una colección de conductas desarrolladas por los antecesores que puede ser comprendida como la cultura

El concepto de cultura surgió de la antropología, buscando abarcar una amplia gama de fenómenos humanos que no pueden atribuirse a la  herencia genética, centrándose específicamente en dos significados: (1) la capacidad humana de clasificar y representar experiencias con símbolos, a partir de la imaginación y la creatividad y, (2) las diferentes maneras en que las personas viven representando su experiencia en el medio ambiente.

Sin embargo, aun para los expertos en redes neuronales, la tarea de explicar los mecanismos del aprendizaje no han sido sencillo, pues como explican Iriki y Taoka, (2012) la evolución cerebral tiene 3 componentes esenciales para el proceso: el primero se refiere al desarrollado por la integración multisensorial (ver, oír, oler, sentir), el segundo implicó la transformación de coordenadas para el control de los movimientos en el espacio habitado que es una función esencial del sistema nervioso (lo que se conoce como nicho ecológico). Pero esta mejora neural no es un evento aislado, ya que permitió al cerebro pasar del procesamiento al resumen de información, mediante la aplicación y reutilización de los principios existentes del procesamiento de información espacial que se adaptó para el sometimiento de las funciones mentales y que en última instancia condujo al desarrollo de la lengua con lo que fue posible comunicar localizaciones o espacios, lo cual dio lugar a un nicho cognitivo que involucra al lenguaje, y la comprensión numérica

Aunado a esto, también fue útil la manipulación de la imagen del cuerpo en el espacio, lo cual se volvió indispensable para el manejo de herramientas, que dio como resultado la aceleración de los vínculos interactivos entre las bases neuronales y cognitivas lo cual dio paso al tercer mecanismo que es el de construcción de herramientas para dar respuesta al contexto diseñando elementos útiles para el cambio ambiental.

Pero el cerebro por si mismo no era capaz de lograr todo eso, ¿qué fue primero? necesitaba un hígado que filtrara las sustancias, y un corazón que le enviara sangre…

Tal vez fue el hígado capaz de filtrar sustancias, o bien el riñón requerido para   absorber que sirven como combustible para las células, o bien los músculos, capaces de movernos.

Para el sistema visual fue importante crear células especializadas, capaces primero de detectar formas, o sombras… comenzamos a detectar movimiento,  si nos quedábamos quietos, seríamos presa fácil de los predadores, por ende hizo falta músculos para mover los ojos.

¿Tal vez fue el oído?, ¡ver no era suficiente!, y cada órgano, cada estructura se fue especializando, creando células especificas para permitir que los seres humanos hicieran crecer sus cerebros. ¿Surgió primero el cerebro?, no hay evidencia de ello, tuvo que ser una proteína, un error y se formó otra, otro error y se comenzaron a comunicar, otro error y se juntaron sólo algunas, las más aptas y formaron el ADN, y descubrieron la necesidad de reciclar, y crearon la mitocondria. Habría que reproducirse y se crearon mecanismos para que eso sucediera, y no sólo eso. Se crearon miles de formas capaces de sobrevivir al ambiente, lo mismo plantas, que anfibios que vertebrados y mamíferos, tantas formas como células distintas hay en el cuerpo humano, algunas reciben y traducen la energía eléctrica, otras se especializan en la energía mecánica y otras que soportan ambientes tan ácidos como las células parietales del estómago.

Tomen en cuenta que no había escuelas ni planes y programas que les dijeran a las células o a los primeros organismos como comportarse. Ni siquiera el cerebro estaba lo suficientemente maduro para dar órdenes, pero si para comunicarse con el resto de los sistemas desarrollados para mantener a la especie con vida.

Luego por otro error, quizá, surgió el cerebro del homo sapiens, capaz de reflexionar sobre si mismo, y luego por un error, surgió el lenguaje. El resto ustedes lo conocen bien.

Es así que podemos llegar a la conclusión de que el aprendizaje es un mecanismo evolutivamente otorgado a todas las especies, incluyendo plantas, bacterias, o virus para sobrevivir sobre la faz de la tierra, de ello dependen nuestras acciones, pero fue la mente humana la única que crea espacios artificiales para aprender. Hasta ahora no hay reportes que los pingüinos emperador manden a sus hijos a Hawaii a aprender como nadar, pero si sabemos que hay especies de pingüinos que se adaptaron al cambio climático y pueden vivir en aguas más templadas.

En este modelo,  hay espacio para la presencia de los más fuertes, o mejor adaptados, capaces de responder, pero no puede estar dado en el sentido estático, sino de constante movimiento y constante aprendizaje, reajustando la información. La mejor forma en que lo puedo explicar es con esta imagen, no es la idea hacer publicidad a los productos, pero piense en un aparato inteligente. Cuando sale de fábrica tiene pre cargados algunos programas, pero nunca se sabe quien los va a comprar ni que uso les puede dar. Hay quienes requieran aplicaciones para trabajar fotografías, o audio y hay quienes sólo los van a usar para hacer y recibir llamadas.

La inteligencia artificial ha comprendido que la adaptación es el paso adelante para mantenerse, es por ello que tenemos una nueva versión o actualización cada seis meses.

El cerebro humano es igual, no resiste los patrones de conducta cerrados. Hemos aprendido, gracias a la epigenética que existen genes abiertos, capaces de interactuar con el ambiente. En este sentido decirle a los niños qué y cómo aprender, crea vicios por los que a veces terminamos etiquetando a los niños.

Espero que continuemos la discusión, no olviden dejar un mensaje en nuestras redes sociales.

Si asi lo desea puede accesar a esta conferencia a través de video: http://youtu.be/pWLue3opgVk?list=UUOogIQrDOxNv4m_93FhUc6Q

Hablemos de aprendizaje

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El estudio del cerebro y los mecanismos empleados para aprender, han sido analizados desde diferentes perspectivas, incluyendo análisis de las áreas involucradas en dicho proceso (Dzib Goodin 2013), en los medios es común escuchar la idea de que es posible educar al cerebro para aprender lo que sea, modificando los mecanismos de control. Se ha vuelto tan popular la idea, que la publicidad clama que es posible usar la ciencia del cerebro para mejorar la memoria, el pensamiento y el aprendizaje.

Muchas de esas investigaciones desde la neurociencia,  están diseñadas para atraer la atención del cómo se aprende, algunas miran de modo muy superficial un proceso que está puesto al servicio de las especies con fines de pervivir (Dzib Goodin, 2013b) y dejan de lado una pregunta fundamental que permita comprender los mecanismos evolutivos del proceso ¿porqué aprendemos?

Esta pregunta,  ha sido mucho más fascinante e implica la comprensión profunda de la evolución del cerebro desde que era sólo una célula (Diffey, 2011)., las huellas fisiológicas que ello ha implicado  (Widmaier, ERaff, Strang, 2014), y las redes genéticas y biológicas de un proceso que sigue cambiando para adaptarse al ambiente (Schleif, 1993).

 En este sentido,  ha de lamentarse la decepción que provoca a los profesionales de la educación  la idea de que el cerebro no aprende en base a currículos abiertos o cerrados, sino que éste comenzó mucho antes de que existiera el cerebro del homo sapiens y por ende, muchos miles o millones de años antes de la primera escuela. El proceso de aprendizaje, es un proceso evolutivo (Miikkulainen, Feasly, Hohnson, Karpov, Rajagopalan, Rawal, & Tansey, 2012;  Goodin, 2013c); adapatativo dependiente de funciones proteínicas (Domingo-Samanes, Kapuy,  Hunt,  and Novak, 2011) en mayor medida, tanto o más que neuronal, puesto que las neuronas fueron resultado de procesos evolutivos a mayor escala  (Nolfi, Elman, & Parisi, 1994; Domingo-Samanes, Kapuy,  Hunt, and Novak, 2011).

Escarbando en el pasado

Hasta hace pocos años, la neurociencia ha intentado explicar el funcionamiento cerebral a partir del estudio del cerebro humano o de su comparación con otras especies. De este modo se ha dado una importancia enorme a la neo-corteza, como generadora de ideas y espacio que alberga la inteligencia, además que se atribuye a ésta característica, netamente humana, la función de diferenciar a las personas capaces de las que no podrán ni siquiera aprender.

Gracias a los estudios de los omics (proteómica, genómica, metabolómica, connectome), que han desencadenado conocimiento que intenta comprender los sistemas biológicos y las relaciones que establecen las herramientas evolutivas (Bruggeman, and Westerhoff, 2006), aunado a la idea de que pudo ser una proteína la que desencadenara las subsecuentes relaciones que dieron origen a la vida en todas sus manifestaciones (Hunt, Nasmyth, and Novák, 2011), es que se hace posible decir que las neuronas son productos de la adaptación evolutiva al igual que el cerebro y por ende no se puede atribuir a dicho órgano  la creación el aprendizaje, sino que el cerebro está al servicio de éste.


Si bien esta visión puede resultar sofisticada, le pido estimado lector imaginar al cerebro antes del cerebro. Antes de la célula, con todo su sofisticación. La primera molécula que existió, probablemente habrá que pensar en una proteína (recordemos que no contienen ADN pues de hecho el ADN está hecho de proteínas), misma que se volvió determinante en el proceso de la evolución, esta simplemente cambio, mutó o quizá cometió un error. Tal vez se puso en contacto con otra bajo un programa equivocado, lo cual no es difícil de pensar pues se han descubierto múltiples mecanismos de control a nivel proteínico (Domingo-Samanes, Kapuy,  Hunt, and Novak, 2011), una vez que el primer proceso de comunicación tomó forma, probablemente se tuvo que perfeccionar, y cuando funcionó del todo, comenzaron otros procesos de comunicación (Klipp, Liebermeister, Wierling, KowaldLehrach and Herwig, 2009), y luego estos se volvieron tan complejos que dieron lugar a un proceso capaz de responder al ambiente, tal vez al movimiento, o a la temperatura, tal vez surgió la primera célula con toda su sofisticación.

Esto dio paso a la diversificación, este proceso tan complejo se volvió importante primero porque permitió la comunicación efectiva primero entre el sistema (Knight, and Knight 2001) y más tarde, permitió la capacidad de cambio, pues aunque las especies hayan tenido características similares, la universalidad de funciones proteínicas y genes, no implica la uniformidad (O´Farrel,  2011) lo cual ha resultado vital para la evolución.

Esta diversificación no dio paso solamente a una variedad enorme de especies, plantas, animales, virus y bacterias, además se especializó, así una célula en l
a retina, no tiene las mismas funciones que una célula nerviosa o una que se encuentra en el músculo cardiaco, mismo que a su vez tiene sus propias células especializadas.

Si el nivel macro no es suficiente para comprender la diversificación, basta con observar el ciclo celular, donde existen funciones tan increíblemente sofisticadas reguladas por proteínas (mismas que controlan a los genes), y al mismo tiempo, pueden ser sensibles al ambiente (Hunt,  Nasmyth, and Novák, 2011) el simple  principio de la bioelectricidad que comparten todas las células, confirma que la naturaleza ha creado los mejores sistemas de control sobre la vida(Yeaman,  Grindstaff, Hansen, and Nelson, 1999) diseñando compartimente especificos de control de calidad y producción, siendo uno de los principios más estudiados el que todas la moléculas tienen igual acceso entre ellas y que hay sistemas de compartimientos acomodados a partir de los componentes y de sus señales creando una organización regional (Weng, Bhalla,  and Iyengar, 1999).

Si bien es cierto que aún no se conocen todos los sistemas de control y reconocimiento de señales entre los sistemas biológicos. Como bien explican Bruggeman, and Westerhoff, (2006), parece que los sistemas hacia arriba y hacia abajo brindan un buena idea de cómo se formó el cerebro en esta largo recorrido desde la primera célula hasta la neocorteza.

En ese largo proceso de perfección, el cerebro ha compartido el mismo control que otros órganos, me permito explicar esto en base a ejemplos de índole anatómico-fisiológica: causa  notable admiración aquellos casos en que a raíz de una lobotomía, los pacientes pueden desarrollar funciones casi a la par de una persona con dos hemisferios cerebrales, pero lo mismo sucede con una persona que sólo cuenta con un pulmón, un riñón, una pierna, o un ojo. La capacidad de adaptación creó medios de regulación homeostáticas a gran escala como la necesidad de órganos bilaterales o bien los loops que regulan las funciones fisiológicas (Kraakman, 2012).

Lo mismo sucede con otros mecanismos que evitan el deterioro de las funciones, el que puede causar más fascinación es el circulo de Willis, que se ubica en la base del cráneo, con sus medios de control de accidentes que son comparables a las válvulas cardiacas o a los sistemas endocrinos. Esto sólo puede ser visto cuando se deja de estudiar el cerebro a partir de si mismo y se extiende la investigación a funciones reguladoras.

Bajo esta perspectiva,  es posible ver a las funciones cerebrales como resultado de pruebas y errores biológicos, que dieron paso al establecimiento de funciones adaptativas, con el fin de que las especies, en general permanezcan sobre la faz de la tierra,  pues principios similares ocurrieron de manera menossofisticada en la escala evolutiva (Herculano-Houzel, 2012) entre las que se puede incluir a las plantas,  los virus y las proteínas (Dzib Goodin, 2013b).

Bajo esta perspectiva, es posible analizar que ningún sistema vivo, sigue reglas exactas o tiene un guión predeterminado, pues los genes deben crear mecanismos de adaptación que respondan al ambiente, puesto que de no hacerse, los sistemas corren el riesgo de fracasar (Nolfi,  & Parisi, 1994; Nolfi, Elman,  & Parisi, 1994; Nolfi,  & Parisi, 1996).

Resultado de esas primeras formas de comunicación es que diversos procesos ejemplos son compartidos entre las especies, por ejemplo el caso del grupo de las 3 familias de SLC (VIAAT, SLC32A1), PAT1 (SLC36A1), PAT2 (SLC36A2), PAT4 (SLC36A4), SNAT1 (SLC38A1), SNAT2 (SLC38A2), SNAT3 (SLC38A3), y SNAT4 (SLC38A4) que es posible encontrar en 9 genomas diferentes (Schiöth, Roshanbin, Hägglund, Fredriksson, 2013), o bien, el caso de la familia BcL2 dentro de los factores de crecimiento y muerte celular, en  C elegans y mamíferos. De hecho es posible encontrar sistemas neuronales en gusanos, y como ejemplo no podemos olvidar a la C elegans.

¿Es el cerebro un ente distinto al resto del organismo?

El cerebro se comunica de la misma forma que el resto de las células, a través de señales eléctricas,  a través de un intercambio de sodio, potasio y cloro, esto no lo hace más sofisticado, pues existen otras formas de comunicación bio química en el sistema endócrino,  pero en el caso del cerebro se agrega neurotransmisores que hacen que las señales sean más rápidas y efectivas a diferencia de las hormonas, que son lentas y dependen de transportadores específicos e incluso de los ciclos circadianos García-Junco-Clemente,  Linares-Clemente, and Fernandez-Chacón,  2005; McGregor, Vasas, Husbands, & Fernando, 2012).   

De igual modo que el resto de los células, el cerebro usa factores de transcripción y errores en ellos crean dificultades en los procesos, un ejemplo de ello es el estudio de Johnston, Alemi, y Harum, publicado en 2003, que analiza específicamente el proceso de aprendizaje y memoria, por lo que se puede decir que el cerebro no funciona con principios únicos en este sentido.

Las células madre neuronales, se encuentran presentes en todos los mamíferos, y aunque se pensaba que sólo se encontraban en el desarrollo embrionario como sistema de plasticidad y como respuesta ante el ambiente, estudios recientes muestras que estás permanecen en el cerebro específicamente en  la zona subventricular, la pared ventricular lateral y la zona subgranular del giro dentado hipocampal (Ma, Bonaguidi, Ming, Song, 2009), lo que implica la necesidad de respuestas adaptables, aún después de los ventanas de crecimiento, o como principio adaptativo.

Otra función que comparten el resto de las células es su capacidad de auto reparación (hasta cierto punto) y de reciclado de restos biológicos,  a través de funciones fagocitarias que en el caso del cerebro se describen como tejido glial y que puede tener especificidad como el caso de las células NG2 que son un precursor de las células oligodendríticas o polidendrocitos  que representan la mayor población de células gliales que existen en la materia gris en el sistema nervioso maduro principalmente para la reparación de la mielina (Nishiyama, Susuki, and Zhu, 2014). Pero los fagocitos se encuentran de hecho en todas las células, como mecanismos de reciclado biológico.


Con todo esto en contexto, bajo la idea de que el cerebro no es la quinta esencia, sino un director de funciones evolutivamente adaptado para funcionar en torno a las señales del ambiente, es entonces que el aprendizaje tiene sentido, primero para reconocer las señales, crear una base de datos capaz de responder de la mejor forma, de ahí la necesidad de un sistema de memoria, capaz de crear a nivel cognitivo clasificaciones especificas de los eventos.

Con el tiempo ocurrieron otras fallas o errores que desencadenaron otros procesos, como el lenguaje, a lo que hubo que agregar sistemas capaces de hacerse cargo de ello y a la luz de la comunicación (proceso que no es nuevo para los sistemas biológicos) se dio paso a la lectura y a la escritura (Lock,  & Gers,  2012), mismos que dependen inevitablemente de un sistema cultural, por lo que el cerebro no está diseñado de manera automática. Aunque mucho se habla del lenguaje como sistema integrado a nivel genético, se sabe que también depende de los insumos culturales, de ahí la necesidad de las ventanas o periodos críticos de aprendizaje.

Esta plasticidad se reconoce bien cuando se realizan diseños dinámicos inteligentes por medios computacionales, cuya regla básica es no crear un sistema cerrado incapaz de responder a las señales externas, las cuales pueden ser cambiantes, pues la estructura del sistema debe ser modificable (Zollo,  & Winter, 2002), principio que comparte el cerebro (Zuo,  Ehmke, Mennes,  Imperati, Castellanos, Sporns, & Milham, 2012).


Es aquí que cabe mencionar que la capacidad de modificar respuestas, si bien es compartido por los virus y bacterias, de ahí la dificultad para controlar su crecimiento, es un principio observado incluso en las proteínas. El  mejor ejemplo son las enfermedades prionicas o bien el cáncer, donde las células desconocen las señales para morir y a se crea una sobre producción de ciertas proteinas, tal es el caso de HER2, en el caso de algunos tipos de cáncer de mama y pulmón (Zou,  Capellari, Parchi,  Sy, Gambetti,  & Chen, 2003; Zou,  Zheng,  Gray,  Gambetti, & Chen, 2004).

El cerebro es entonces parte del proceso evolutivo, el cual no se detiene por lo que no se sabe si la versión actual del cerebro es la última, (de la manera personal quiero pensar que no, pues eso me hace creer que hay orden en el universo) y que no depende de planes y programas de estudio para aprender.  Ante la pregunta inicial de ¿porqué aprendemos? se puede decir que la respuesta es simple: para mantenernos como especie sobre la faz de la tierra.

Esto pone en jaque dos principios que se han mantenido en la mente de las reuniones seudocientíficas: genética es destino y la inteligencia determina la ejecución de las personas. Sin embargo, como se ha venido explicando, los sistemas biológicos son modulables, plásticos, adaptables. Este principio biológico ha permitido la variedad en las especies vivientes, las ha mantenido sobre la faz de la tierra, y es la diferencia entre vida y muerte.

 
Es así que ya no es difícil hacer de lado el principio de inteligencia, pues no es una necesidad del sistema ser o no inteligente, sino responder ante el ambiente. Ejemplos hay muchos, pues estudios naturistas permiten observar conductas adaptativas en especies no domesticadas como las ardillas, los pájaros o los chipmunks, mismos que aprenden a encontrar alimentos, siempre y cuando sientan la confianza de que no serán atacados y la motivación para ejecutar conductas en pro de lo que desean (Dzib Goodin, A. 2013c).

Siendo así, el cerebro no aprende a partir de un programa de estudio, bajo leyes especificas a nivel genético, pues aprende en primer lugar como respuesta al ambiente, es por ello que aún aquellas funciones que tienen predeterminadas áreas específicas (cómo el caso del lenguaje) deben ser enseñadas por medios culturales, y las ventanas de aprendizaje se pueden extender por mucho más tiempo del que se ha supuesto. Uno de los ejemplos más notables es la visión o la audición, que dependen de un entorno cultural para completar las funciones específicas y aún así, son netamente experiencias subjetivas.

La mejor manera que puedo encontrar para explicar el porque la necesidad de u sistema modulable para el aprendizaje es un teléfono inteligente. No con ello quiero decir que el cerebro es como un sistema tecnológico, pero su evolución sirve como ejemplo:
Cuando sale de fabrica, el teléfono sólo contiene aplicaciones genéricas, aquellas con las que el usuario se pueda sentir identificado, para que una vez en sus manos, éste puedo agregar aplicaciones, con el fin de personalizar su aparato, a partir de las necesidades. Así, algunos agregamos redes sociales,  libros, calendarios, estaciones de radio o aplicaciones que permita editar fotografías.

El cerebro del mismo modo, no puede estar determinado para un ambiente cultural específico, es por eso que contiene programaciones a nivel genético mínimas y aún así flexibles, tal es el caso del lenguaje. Existen funciones mínimas que permitan sobrevivir en lo inmediato, por ejemplo, no es necesario aprender a respirar,  encontrar el pezón de la madre o a succionar, pero para la visión, la audición el medio deberá de dotar los estímulos adecuados. El cerebro del recién nacido tendrá que personalizarse, de ahí la importancia del ambiente.

Con esto en contexto, es posible decir que el cerebro es el gestor de funciones corporales, pero no determina el cómo aprende pues él mismo depende de funciones biológicas más simples y se haya bajo las reglas evolutivas, que invariablemente se abren paso, pues las especies requieren patrones de modificación con el fin de adaptarse a los ambientes específicos en donde se encuentran, siendo el aprendizaje el proceso que permite monitorear y desarrollar dichas adaptaciones.

Siendo así, el aprendizaje es un proceso complejo,  que va más allá de planes y programas de estudio, que cumple su labor programada por la naturaleza, lo cual puede ser frustrante para los educadores, pues parten del mito de que un cerebro con daño no es capaz de aprender. Sin embargo, la plasticidad cerebral está dada no sólo por circuitos específicos y controles homeostáticos, sino por patrones evolutivos que no están especificados.

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Cronotipos y aprendizaje

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Es común pensar que existe una relación entre los estudiantes exitosos y sus buenos hábitos forjados en el hogar, y que el aprendizaje de buenoshábitos solo depende de las reglas que los padres imponen en casa. Sin embargo desde un punto de vista evolutivo, existe un acento molecular más profundo que afecta el cómo los seres humanos pueden manejar los relojes y la actividad que se realiza en torno a ellos, por lo que es importante considerar que la vida en el planeta en general se relaciona con cambios llaman ciclos, y que los seres humanos recibimos mucha influencia de uno en particular conocido como ritmo circadiano.

Los ritmos circadianos son ciclos biológicos de aproximadamente 24 horas que preparan a un organismo para los cambios ambientales diarios, impulsados por  relojes moleculares que son básicamente un mecanismo de retroalimentación transcripcional  y de traducción, los cuales están gobernados por genes encargados del reloj biológico en los mamíferos, los cuales están presentes en prácticamente todas las células de un organismo, y, por supuesto, los seres humanos no pueden huir de él, por lo que desarrollamos algo conocido como  cronotipo

Cronotipo se refiere a la manifestación conductual de los ritmos circadianos y se reflejan en la propensión de una persona a dormir en un momento determinado durante un período de 24 horas. En este sentido se reconocen cronotipos vespertinos cuando las personas tienden a dormir y levantarse hasta tarde, y matutinos cuando las personas  suelen levantarse y dormir muy temprano.

En este sentido tener una conducta matutina o vespertina son los dos extremos con la mayoría de los individuos presentan, sin embargo, esto puede modificarse dependiendo de las exigencias del medio y por la edad, pues a lo largo del desarrollo se producen cambios en los hábitos de sueño ya que los niños pre-púberes prefieren levantarse temprano, los adolescentes aman dormir hasta tarde, y muchos ancianos requieren de dormir más horas y llegar temprano a su cita con la almohada.

La regulación de cronotipos, es un proceso codificado por los cambios en el desarrollo,  la propensión individual para un cronotipo específico debido a las actividades durante el día, la dinámica genética de cada persona, señales ambientales importantes (conocidos como zeitgebers) que incluyen aspectos como la luz, la alimentación, el comportamiento social,  el trabajo y los horarios escolares, como lo explican
investigadores como Roenneberg, Kuehnle, Pramstaller, Ricken, Havel, Guth y Merrow.

Investigaciones recientes muestran que el cronotipo cambia con la edad, y diversas investigaciones han encontrado diferencias sistemáticas entre los niños y adolescentes, mostrando que los niños muestran cronotipos matutinos, que cambian lenta pero progresivamente por un retraso del encuentro con la almohada, hasta llegar a un máximo de preferencias diurnas alrededor de los 20 años, lo cual sugiere el final de la adolescencia.
 
Esto explica por qué relojes circadianos adolescentes normalmente tienen predilección por la vida nocturna, pero esto no es toda la historia, ya que estas preferencias diurnas se deben también a factores endocrinos, pues innegablemente las hormonas comienzan a funcionar alrededor de esa edad. 

Esto explica la facilidad para encontrar alumnos que sufren de cansancio durante las clases matutinas y de cómo esto afecta la consolidación del aprendizaje y su progreso estudiantil, ante ello, diversos estudios han demostrado que los estudiantes duermen menos tratando de estudiar, aunque el resultado usual es un rendimiento pobre en las pruebas escolares.

A ello se agrega que a mayor edad, los adolescentes comienzan a tener más actividades, lo cual abre más brechas entre el momento de dormir, lo cual se conoce como jetlag social,  que puedeser descrito como la discrepancia de sueño entre los días laborales y los días de asueto, lo que significa una diferencia entre el tiempo biológico y el social, llevando a una deuda de sueño considerable que eventualmente cobra factura.

Este jetlag social se ha relacionado con actuaciones académicas pobres. Así que en este caso, debe ser considerados no solo los buenos o malos hábitos de los estudiantes en torno a la facilidad para cumplir con las tareas, o si una hora de sueño hace o no una diferencia; no se olvide que los seres humanos son criaturas biológicas, con genes que responden a muchos años de evolución y cerebros que han sobrevivido durante tantos años, por lo que los genes y los cerebros no pueden estar equivocados. Probablemente lo mejor es dejar que los estudiantes dormir una hora más porque van a responder mejor a las pruebas académicas con suficientes horas de sueño por la mañana y tendrá la energía para trabajar durante el día.
 
Este es un punto que ha comenzado a discutirse en a nivel medio superior en los Estados Unidos y vale la pena considerar antes de acusar de flojos a los estudiantes y de diseñar horarios.

Referencias

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Los trastornos del aprendizaje

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Los trastornos  del aprendizaje han sido estudiados desde diversas posturas que intentan ya sea explicar o resolver las complicaciones que se presentan en el ámbito escolar,  aun cuando que en general estas trastornos se hacen notorias en la educación formal, éstas afectan otros ambientes en la vida de las personas, a veces de por vida.
En este sentido, los trabajos de la psicología educativa sobre el tema de las trastornos de aprendizaje son muy amplios y exitosos. Sin embargo, no siempre se mantienen los avances obtenidos con las estrategias de aprendizaje, ya sea porque el psicólogo deja de trabajar con el niño, cambia el profesor, hay cambios de ciclos escolares, se cambian las estrategias de trabajo y entonces se pierden los efectos de las intervenciones psicológicas.
Este efecto de aprendizaje, casi siempre se diluye, en parte, porque solo se piensa en el qué enseñar, y cómo enseñar. Es muy común escuchar o leer que los problemas de aprendizaje se deben al modo de enseñanza, y quizá sea así en algunos casos, pero en otros, ese efecto de mantenimiento se pierde por que se confía en la memoria y se hacen de lado los estudios sobre el cerebro, por lo que apelar a la plasticidad cerebral, como proceso más permanente de aprendizaje es la propuesta de este trabajo.
Es por ello que desde el punto de vista de la neurociencia, se permite observar los procesos cognitivos molecularmente, paso a paso, lo cual hace fascinante para la comprensión de tareas tan cotidianas como la lectura o la escritura, pero las vuelve complejas cuando se les observa con tanto detenimiento,  pues las desmenuza hasta la mínima expresión, por lo que es muy sencillo perderse en los detalles y olvidar el problema que motivó tal búsqueda.
Sin embargo, la ventaja de esta postura, es que evita caer en el error de hablar, por ejemplo, de trastorno en la lectura, pues cabría preguntar ¿en cuál de los proceso?, ¿el problema es que no se han aprendido los sonidos relacionados con los símbolos?, o ¿no se nota la diferencia entre una letra y otra?, tal vez ¿no se comprender lo que se lee?, pero siempre será posible detectar el eslabón que está causando problema para el proceso. Por supuesto, cada eslabón de la cadena de eventos es importante, si no se conocen las letras no será posible comprender lo que se lee, pero no quiere decir que hay daño, ya que el cerebro siempre estará listo para aprender otras formas de aproximación a los eventos.
Tal vez sea por ello que en general cuando se busca un diagnóstico para los s trastornos de aprendizaje se detectan aquellas tareas que no se ejecutan como la mayoría de la población, sin embargo, se olvida muy fácilmente reflexionar sobre lo que ese niño si puede hacer, y desarrollar su potencial a partir de sus fortalezas, es el mejor modelo centrado en el alumno, pues es el alumnos el moldeador de su propio aprendizaje.
Es por ello que la ventaja de la neurocognición, es que explica los procesos mentales superiores desde las redes neuronales y los procesos bioquímicos, y sus estudios pueden ser  tan sofisticados como analizar la molécula implicada en la memoria o comprender las redes neuronales especificas relacionadas en la pronunciación de una palabra, pero no ha logrado ser un puente real entre la bioquímica cerebral y las ideas, ya que hay una pregunta que aún no tiene respuesta: ¿en qué momento las conexiones neuronales se convierten en experiencia subjetiva?. Espero que en los próximos 10 a 20 años sea posible responder a ello, sin embargo, es el mejor puente que existe hasta ahora para comprender los procesos mentales superiores.
Me parece que determinar la mejor manera de aprender, es un aspecto completamente personal, no hay fórmulas mágicas o programas aplicables de manera general. El color rojo resultará atractivo para algunos mientras que otros lo verán ofensivo. Habrá quienes necesiten 2 segundos para comprender una tarea, mientras que algunos jamás la comprenderán, otros intentarán recordarla solo para aprobar el examen bimestral.  A pesar de todas las investigaciones sobre los procesos de aprendizaje, no existe un currículo que aproveche todo ese conocimiento.
La comprensión del cerebro, permite, por otra parte, buscar mejores modelos de enseñanza y de aprendizaje, apelar a la plasticidad cerebral, me parece es la mejor manera de dejar de lado el estigma de no puedes y nunca podrás. Todos tenemos trastornos específicos en algún área, pero lo que hace exitosos a algunos es la capacidad de buscar alternativas.
Los aprendizajes escolares usualmente son vistos como habilidades o tareas que los alumnos deben dominar como requisito para el éxito académico. Desde las aulas, uno de los  trabajos del profesor es ayudar a que el alumno adquiera esos aprendizajes y les vaya dando sentido, procurando una secuencia lógica de adquisición del conocimiento.
Sin embargo el niño aprende no solo en la escuela o de los libros, porque  cuando los niños ingresan a las escuelas, ya saben cosas. Algunas de ellas son herencias evolutivas que le permiten adaptarse de mejor manera al ambiente, por ejemplo el lenguaje, que desde los primeros días de nacido comienza a desarrollarse, primero a modo de llanto para proveerse de alimento y compañía y más adelante como medio de expresión.
Así por ejemplo, aquellos niños a quienes se les fomente el lenguaje y se les muestre que el lenguaje es una herramienta útil como medio de comunicación, serán más aptos para desarrollar un vocabulario más amplio y con el tiempo, serán niños para quienes la lectura y la escritura será un paso lógico a la transmisión de ideas. Mientras que los niños que se desarrollen en un ambiente más exigente para el movimiento, como los deportistas, generarán mayor cantidad de conexiones motoras, pues las ejercitarán más exhaustivamente y probablemente dejen de lado las palabras. ¿Qué explicaciones tendría que dar un niño al meter su primer gol o llegar a la meta primero que el resto de sus compañeros?.
En este sentido, cabe mencionar que  esta visión no es blanco y negro, los niños desarrollarán conexiones cerebrales que se manifestarán en habilidades de aprendizaje, ya sea en las áreas del lenguaje o del pensamiento o en actividades motoras dependiendo de que tanta estimulación brinde el ambiente, al mismo tiempo de qué tanto estas actividades se ven como necesidad. En este rubro caen las actividades que aunque se encuentren genéticamente programadas como el lenguaje y la aritmética, no se desarrollan porque el ambiente no las promueve.
Ejemplo de esto son los niños que aunque saben hablar y conocen las palabras para pedir su leche, los padres no les exigen emplear su vocabulario y solo es suficiente que el niño señale su vasito para que la mamá o quien cuida al niño traduzca la acción: ¡si mi vida: quieres tu leche caliente con chocolate y azúcar en tu vaso rojo!, dejando al niño sin posibilidad de explorar y desarrollar sus propias palabras que si fueran corregidas, eventualmente se ampliarían y se presentarían en un orden lógico.
El ejemplo anterior permite vislumbrar que para aprender deben existir ciertos principios. Por un lado, debe existir un cerebro capaz de hacerlo, y se sabe que en los primeros años el cerebro es una esponja apta para adquirir habilidades que le permita adaptarse.
En segundo lugar, debe existir la necesidad de aprender, pues de otro modo, el cerebro no se esforzará por crear conexiones y ello lo llevará a perder aquellas que no son aptas para mantenerse o que no se emplean. Este principio de la lucha del más fuerte y el más apto se hará evidente a lo largo de todo el desarrollo cerebral. Si no se usa un número telefónico ¿usted lo recordaría?.
De ahí que hay dos procesos que se vuelven indispensables para el aprendizaje, la memoria, la cual permitirá al sistema crear recuerdos de que algo es útil a partir de la estimulación del medio, por ejemplo, usted sabe leer estas líneas porque es una tarea que ha llevado a cabo muchas veces, primero como un juego y luego sistematizando la tarea hasta llegar al punto no solo de la lectura, sino de la comprensión de la lectura. Esto es posible gracias a la fiel amiga de la memoria: la motivación.
Cuando los bebés nacen, sus motivaciones son simples: comer, dormir, sentir el abrazo de mamá o de los cuidadores. Poco a poco esas motivaciones básicas, quizá egoístas, cambian por la necesidad de hacer feliz al cuidador, desarrollando la función social, y cuando esa persona sonríe ampliamente y le pide sonreír al bebé, este responde, y es que entre más contenta esté la persona, más tiempo le dedicará y sus necesidades se verán cubiertas. Poco a poco esta relación se hará más y más cercana al punto en que comenzarán a compartir. Si mamá quiere que responda de esta u otra forma, el bebé lo hará. Eso le permitirá dar el paso necesario para pedir cosas, como leche, o solicitar cobijo cuando sienta frío y desarrollar sus necesidades sociales.
Eso lo conducirá al siguiente punto de aprender lo que quiere, cuando quiere, y de ahí se desprende la etapa bien conocida por los padres de familia y educadores en la cual el niño aprende con repetición, preguntando y haciendo movimientos una y otra vez y otra vez y una más, hasta el punto en que son capaces repetir cada uno de los diálogos de una película de la cual usted está ya harto. ¿Ha leído alguna vez algo como eso?.
Es así que los niños antes de la enseñanza formal, aprenderán lo que les guste, lo que les permita adaptarse a las reglas del hogar, a partir  la estimulación del ambiente, de la repetición de actividades y de la exploración,  para que con ello creen una memoria que les permita sostener esa conexión neuronal y hacerla fuerte para que les sea posible construir otros aprendizajes que con el tiempo se volverán formales.
En conclusión, esta perspectiva explica los aprendizajes primero como necesidades humanas dispuestos para la sobrevivencia de la especie, ¿qué sería de la humanidad si no existiera la transmisión de conocimientos?, desde eventos simples como explicar a otros cuando un alimento ya no es comestible, o contagiar los hallazgos de la neurociencia.
Los aprendizajes requieren de estimulación del ambiente, capaz de crear una necesidad de ser empleados en múltiples tareas que generen conexiones neuronales regulares que eventualmente se hagan fuertes y con ello posibiliten el desarrollo de habilidades cada vez más complejas, generando cadenas de pasos, conocidos como procesos de aprendizajes, pues cada habilidad nueva se presenta gracias a otras que pueden remontarse al nacimiento.
Es importante también  la motivación  que estimule la práctica repetida, de la cual ya se analizaron los beneficios, pero además permita encontrar en el educando una razón para continuar el aprendizaje y autorregular su conducta determinada por los elogios que reciba de otros, dentro de los ambientes de clase, ya que aumenta la probabilidad de que una conducta se repita si esta resulta placentera o en todo caso provechosa y ¿a quién no le gusta demostrar que es capaz de hacer algo que otros no pueden?. Sin embargo este principio sugiere también que no hay solo una forma de aprender, pues el cerebro humano a diferencia de una computadora que solo aprende lo que se le programa, es capaz de buscar múltiples respuestas a un solo problema, con el fin de lograr la satisfacción. Esto sin embargo, va en contra de la escuela tradicional, la cual ve al aprendizaje como el reflejo de una sola respuesta, invariable e igual para todos, dejando de lado al alumno que aunque de modo correcto, no responde de la manera esperada.
El aprendizaje cuando se practica y está basado en la motivación, entra al proceso de memoria este va a permitir automatizar las cadenas de respuesta y así economizar pasos para el logro de metas. Todo aprendizaje al principio debe ser modelado es decir, otros deben mostrar y explicar cómo hacerlo, excepto aquellos que se basan en reflejos o necesidades vegetativas como respirar, deglutir o parpadear, y poco a poco se automatizan hasta hacerse sin pensar. La primera vez que usted vio letras, alguien le dijo que esos signos eran letras, con el tiempo, fue capaz de darle sentido a los signos, y con el paso de los años ahora es capaz de leer y comprender, esto gracias a una reducción en los pasos que solía dar cuando inició el proceso de lectura, el cuál ahora es prácticamente automático.
Por si fuera poco la memoria, permite almacenar información, siempre y cuando ésta sea significativa y se aplique más de una vez y de preferencia en más de un ambiente. Por eso seguramente usted ya no recuerda el nombre del autor de este artículo a menos que conozca trabajos previos. De no ser así, el nombre no es relevante.
Siendo así, aprender es algo más que cargar libros y llenar planas, eso lo sabemos todos, pero desde la perspectiva neurocognitiva, aprender es un proceso cerebral, compartido socialmente, pues el cerebro requiere de la estimulación del medio y de la aprobación social para decidir si ha dado las respuestas necesarias y además es ¿por qué no?, motivante.

Áreas de aproximación a la neurocognición

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Cada cerebro es único e irrepetible, salpicado por la herencia familiar, moldeado por las experiencias, enriquecido por el aprendizaje y recubierto de las experiencias culturales,  todo eso, lo vuelve experto en algún área, mientras que hay quienes tienen más habilidades motrices, otros son excelentes para las artes y otros cerebros son curiosos para la ciencia y la tecnología, pero todos tienen aún mucho que conocer de sí mismos.
                                      
Para comprender cómo funciona el cerebro, existen diversas especialidades que suelen confundirse, pero que si se miran detenidamente es posible reconocer que existen diferencias en la forma en que abordan al cerebro como objeto de estudio, así se encuentra:
Neuroanatomía es la parte de la anatomía que se ocupa del estudio de las diferentes partes del sistema nervioso y órganos de los sentidos sobre todo en los aspectos descriptivos y topográficos.

La Psicofisiología es considerada la disciplina científica que estudia la interrelación entre los aspectos fisiológicos y psicológicos de la conducta. Siendo una ciencia interdisciplinaria incorpora investigaciones de un gran número de disciplinas como la psicología, la medicina, la ingeniería, la anatomía y las neurociencias.

El campo de la psicofisiología estudia básicamente la actividad biológica relativa al funcionamiento del cerebro, en especial de la corteza cerebral,  así como el estudio de los procesos psíquicos complejos superiores, entendidos estos como la sensación y percepción, aprendizaje y memoria, la motivación y la emoción y el pensamiento y el lenguaje. Podría entonces definirse como el estudio de las relaciones existentes entre las funciones cerebrales, la estructura psíquica y la sistematización sociocognitiva en sus aspectos normales y patológicos. 

 Esta  abarca todos los períodos evolutivos, y tiene como objetivos identificar los déficits cognitivos y sus efectos en la vida diaria de los pacientes con discapacidad neurológica o en los niños con dificultades en el aprendizaje, diseñar instrumentos adecuados de exploración neuropsicológica y establecer un plan de rehabilitación consecuente con los hallazgos obtenidos (Lezak, 1993; Quemada, y  Echeburúa, 2008).

Neuropsicofisiología: es una disciplina fundamentalmente clínica, que converge entre la psicología y la neurología y que estudia los efectos que una lesión, daño o funcionamiento anómalo en las estructuras del sistema nervioso central causa sobre los procesos cognitivos, psicológicos, emocionales y del comportamiento individual.  Básicamente estudia la actividad biológica relativa al funcionamiento del cerebro, en especial de la corteza, así como el estudio de los procesos psíquicos complejos superiores (Rufo-Campos, 2006).

Neurociencias: son un conjunto de disciplinas científicas que comparten un interés común por investigar cómo el cerebro produce la marcada individualidad de la acción humana, además del estudio de lo neurobiológico de la conducta entre las moléculas y la mente, es decir cómo se relacionan las moléculas responsables de la complejidad de los procesos mentales y explicar cómo actúan millones de células individuales en el cerebro para producir la conducta y como a su vez, estas células están influidas por el medio ambiente incluyendo la conducta de otros individuos.

           
Aun cuando suena difícil, la visión de la neurociencia que es donde se inserta la psicofisiológica, en realidad permite la comprensión de los procesos psicológicos complejos desde varias perspectivas, esta es precisamente es la riqueza de esta área, ya que permite al cerebro pensarse a sí mismo y permite explicar cómo el cerebro piensa, siente, planea, recuerda, por qué comete errores,  desarrolla la personalidad, los procesos de aprendizaje, la toma decisiones, la forma en que ve al mundo y cómo interactúa con otras personas, cómo responde a las creencias éticas o aprende a hablar, en fin,  permite comprender que en muchas formas, se es lo que desarrolla el cerebro (Bloom,  Beal, & Kupfer, 2006).

La neurociencia se beneficia de la Neuroimagen que incluye el uso de diversas técnicas que emplean directa o indirectamente las imágenes para analizar las estructuras, funciones y fisiología del  cerebro. Entre las técnicas que se han desarrollado se encuentran la Tomografía axial computarizada (CT) la Imagen óptica difusa (DOI), las señales ópticas de eventos relacionados (EROS), la Resonancia Magnética (MRI) y la Resonancia Magnética Funcional (fMRI).

Por su parte, existen también combinaciones un poco más sofisticadas, por ejemplo está la neuropsicología actual que se cimienta en distintos pilares básicos cuya dependencia entre sí resulta imprescindible, ya que por una parte, se encuentran los métodos experimentales y la observación clínica, pero ellos son de por sí insuficientes si no cuentan con las nuevas técnicas de diagnóstico que es posible realizar gracias a las imágenes del cerebro y las aportaciones de las ciencias cognitivas. Juntos permiten diseñar esquemas de funcionamiento y de rehabilitación de las funciones dañadas o perdidas de pacientes en ambientes neurológicos y en ocasiones, ampliar esta perspectiva a los problemas de aprendizaje (Rufo-Campos, 2006).

Referencias:

Bloom, F: Beal, M & Kupfer, D. (2006) The Dana guide to brain health. Dana Press. United States.

Lezak M. (1993) Neuropsychology assessment. New York: Oxford University Press.

Quemada, J. I;  y  Echeburúa, E. (2008)  Funciones y formación del neuropsicólogo clínico: una propuesta. Papeles del Psicólogo. Vol. 29 (3). 301-306.

Rufo-Campos, M. (2006)   La neuropsicología: historia, conceptos básicos y aplicaciones. Rev. Neurol.2006; 43 (Supl 1): S57-S58.


Programa de neuromodulación ambiental asistida para el tratamiento de trastornos del desarrollo

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Los trastornos del desarrollo, en cualquiera de sus facetas y diagnósticos, por ejemplo Trastornos del Espectro Autista, Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad,  Trastornos Generalizados del Desarrollo, Trastornos Generalizado del Lenguaje, o Trastornos No definidos del Desarrollo, tienen un impacto en el aprendizaje y la manera en que los niños atienden a los estímulos del medio.

Hasta hace poco tiempo, los programas especializados de atención, se centraban en lograr en la medida de lo posible la adaptación en conductas de autocuidado en el mejor de los casos, o bien se aseguraba que no había mucho que hacer por los niños pues estos no son capaces de aprender.

Si bien el tema del aprendizaje, ha sido ampliamente estudiado desde distintas perspectivas y en años recientes gracias al avance tecnológico, ha sido parte de diversos  estudios con redes neuronales artificiales, las cuales tienen un punto de engranaje con la evolución de sistemas complejos. El desarrollo de éstas ha permitido comprender como la naturaleza ha dotado a los sistemas con la habilidad para  adaptarse al medio, que es la línea que permite la pervivencia de las especies, lo cual puede ser clave para el trabajo con los niños con trastornos del desarrollo,  a partir  de la  necesidad de comprender su  desarrollo como un sistema flexible.

Esto se nutre de otros estudios como los de la plasticidad cerebral y las aplicaciones de dichos principios considerando desde los principios de neurogénesis que se encuentran en los primeros pasos de comprensión, hasta idea del conectome y proteome que permiten comprender el modelamiento que el medio ambiente logra sobre los sistemas cognitivos.

Es así que el trabajo con los niños con trastornos del desarrollo abre un puerta a explorar posibilidades para el tratamiento psicoeducativo, dejando atrás el mito de que “algunos niños jamás serán capaces de aprender”.

Rompiendo mitos

La creencia generalizada  de que se requiere un sistema nervioso complejo para que sea posible la adaptación al medio o bien un cambio que desencadene una reacción nueva en un organismo ha quedado atrás y se ha comenzado a reconocer que las redes químicas pueden evolucionar en sistemas simples que permiten analizar la capacidad para operar rutinas por parte de un organismo. Ejemplo de esto son los estudios sobre muestras químicas creadas in silico o bien el estudio de los priones, que  han abierto la puerta a la comprensión de los mecanismos de adaptación y aprendizaje a nivel proteínico.

Es así que la lección fisiológica es que la adaptación al medio no es un mecanismo creado a partir de un cerebro flexible que aprende, sino una herencia evolutiva creada para que las especies se desarrollen y sobrevivan ya que posiblemente esta misma respuesta adaptativa fue heredada dando lugar a  otros procesos más complejos como las redes neuronales que actualmente se estudian en su conjunto  con el nombre de connectome.

El connectome que es un mapa de las conexiones neuronales, y que busca describir la estructura cerebral, pues así como el genoma es más que una yuxtaposición de genes, el conjunto de conexiones neuronales es mucho más que la suma de sus componentes individuales.

Esto debido a que el connectome contiene millones de veces más conexiones que las letras del genoma, pero además cada quien va creando las conexiones específicas a partir de las interacciones con el medio, por lo que cada uno es su connectome, el cual se forma basado en 4 principios: reponderación que significa cambios en la fortaleza de las sinapsis; reconexiónque es la creación y eliminación de sinapsis; recableado que es la creación y eliminación de ramas neuronales y regeneraciónque es la creación y eliminación de neuronas.

A esto se le han de sumar los miles de años de evolución en que estos procesos se han desarrollado, pues como explica Dehaene (2011) el cerebro representa la respuesta de la evolución lenta de las especies gobernadas por el principio de la selección natural, misma que se ha perfeccionado a lo largo de los años permitiendo al cerebro optimizar la forma en que procesa el enorme flujo de información sensorial recibida para adaptar las reacciones del organismo a un ambiente competitivo y a veces hostil.

Esta adaptación al medio es la clave para la pervivencia de la especie, sin embargo, aún hay cambios que se gestan a partir de los elementos disponibles. 

En un mundo hecho por el hombre, los cableados y funciones neuronales seguramente estarían regulados por procesos en perfecto orden y funcionalidad a partir de patrones deseables, pero la naturaleza aún está experimentando con los recursos con los que cuenta. 

En este sentido los sistemas naturales continúan experimentando y haciendo adaptaciones en busca de mejoras, una de los primeros intentos por explicar esto a gran escala fue el llamado Efecto Baldwin), también conocido como la evolución ontogénica que es una teoría del probable proceso evolutivo del aprendizaje, la cual fue publicada por primera vez en 1896. La teoría propone un mecanismo para la capacidad de aprendizaje en general, pues los descendientes seleccionados de un grupo, pueden tener mayor capacidad de aprender nuevas habilidades en lugar de limitarse a las capacidades otorgadas por el código genético el cual es relativamente rígido.

Aun cuando la teoría de la evolución ontogenética ha recibido distintas críticas, en parte porque es muy difícil controlar los cambios ambientales en las especies superiores. Pero permitió ver a las entidades biológicas desde una perspectiva distinta, por lo que bajo el supuesto de que el cerebro se puede adaptar y aprender de la experiencia pasada, pues la evolución específica no solo conductas heredadas sino que agrega metas heredadas que son usadas para guiar el aprendizaje bajo las órdenes de un código genético que tiene dos componentes en las especies. 

En este sentido se puede decir que la evolución de las redes neuronales contiene información no solo en términos genéticos, sino también una colección de conductas desarrolladas por los antecesores que puede ser comprendida como la cultura.

Es entonces que cultura tiene una papel primordial debido a que las adaptaciones en el entorno no siempre están determinadas por códigos cerrados y por ende no pueden llegar a ser más fuerte que los establecidos por la selección (incluidos los cambios en el entorno social). 

Esta idea  ha generado diversas líneas de investigación y una de ellas es justamente la neuromodulación ambiental asistida.

El proceso de Neuromodulación

El proceso de neuromodulación no es nuevo, surge de la observación de que diversas clases de neurotransmisores en el sistema nervioso regulan diferentes grupos de neuronas. A diferencia de la transmisión sináptica directa en el que se requiere un proceso pre sináptico y otro post sináptico, los transmisores neuromoduladores secretados por un pequeño grupo de neuronas se difunden a través de grandes áreas del sistema nervioso.  Algunos neuromoduladores son la dopamina,  la serotonina, la acetilcolina, la histamina entre otros.

Los neuro moduladores se segregan de manera natural como respuesta a los contextos ambientales o bien pueden ser aplicados de manera específica que es la línea que la neuro modulación ha desarrollado mayormente. 

Sin embargo este artículo busca centrarse en la aplicación de programas contextuales para la adquisición de aprendizajes simples a partir de interacciones medioambientales para el tratamiento en los trastornos del desarrollo, sin que éstos requieran implantes o procedimientos clínicos.

¿Cómo funciona?, rompiendo hábitos ambientales, creando hábitos personales

A diferencia de las terapias asistidas, ya sea de corte conductual o cognitivo conductual, el proceso de neuro modulación se aplica en los ambientes en el que él niño o niña se integra, esto es su hogar, la escuela, o cualquier lugar donde se encuentre de visita.

El primer análisis del contexto consiste en los hábitos familiares, los cuales muchas veces están cargados de frustración y desorden. Se rediseñan ambientes y se crean sistemas de hábitos en los que todos los miembros de la familia puedan sentirse bien.

Una vez que se ha diseñado el conjunto de hábitos se estudia lo que el menos es capaz de hacera diferencia de las terapias tradicionales que se enfocan en la dis capacidad, este modelo busca observar el entramado cognitivo que permitirá la creación de nuevas tareas y procesos.

Los procesos sensoriales

Los padres o cuidadores se hacen cargo de un programa diseñado exclusivamente para cada niño que tiene como meta el moldeamiento de tareas específicas requeridas dentro del ambiente, por ejemplo, es común encontrar retrasos en la adquisición del habla, pero comprensión del lenguaje en los niños, en parte porque los padres, al notar el retraso en el desarrollo, dejan de estimular a los niños y se vuelven traductores  de los niños, por lo que se enseña a los padres a estimular al niño, comenzando con palabras simples.

Una de las primeras palabras que se desarrolla fácilmente es AGUA, se indica al responsable a que cada vez que el menor se encuentre frente al estímulo se diga AGUA, y esto ocurre en diversas ocasiones y contextos durante el día, por ejemplo cuando se lava las manos del pequeño, al beberla, al momento del aseo diario, al principio solo se dice la palabra lentamente sin que a meta sea que el niño la repita, tampoco importa si este pone toda su atención ante el estímulo, la meta es que se escuche en el contexto la palabra.

En poco tiempo, los niños comienzan ya sea a intentar usar la palabra o bien, son capaces de usarla de manera apropiada. Si se logra la meta, entonces se inicia con adjetivos como AGUA fría, caliente, rica, fresca.

Uno de los errores es que se forcé a los niños a realizar tareas que para el adulto puede ser simple, pero que para un sistema nervioso que aún no integra estímulos se convierte en algo sumamente complejo, por ello se modula  la tarea, dividiéndola en subtareas partiendo del supuesto de integración sensorial planificada. 

Regresando el ejemplo de AGUA, éste concepto es una sucesión de 3 sonidos acomodados de cierta forma, es un objeto, con forma, textura y temperatura, por lo que se escucha, se ve, se siente, por lo que para la aprehensión de la misma, primero se expone al pequeño al sonido, luego a la vista y luego al tacto, de modo tal que el sistema sensorial es capaz de reconocer  este estímulo de manera diferenciada y en caso de que alguna área cerebral esté afectada, sea posible adquirirla por alguna otra entrada sensorial.

Es así que la división de tareas es importante para la comprensión y consolidación de estímulos, que se encuentran en el ambiente inmediato y que permiten traspolar lo aprendido, ya que es común que en las terapias de consultorio se aprenden conceptos que no son capaces de reproducirse en otros ambientes.

En este caso es posible emplear diversos objetos que aproximen de manera clara y relajada al niño al mundo que le rodea.

¿En qué se diferencia este modelo? 

Parte del supuesto de que todos los cerebros, sin importar el grado de daño fisioanatómico son capaces de aprender bajo las condiciones adecuadas, y el modelamiento controlado, dejándole libre para explorar.

No existen respuestas correctas o incorrectas, si el niño no es capaz de lograr la tarea, no importa, pues ya será capaz de hacerlo mañana, ya que no existen ideales, cada niño es único.

El niño se adapta al ambiente y no el ambiente al niño. Cuando se enseña a adecuarse al ambiente, existe menos tensión, frustración y la calma permite mucho más que las terapias conductuales tradicionales.

La atención se moldea en tiempos mínimos, que comienzan con 5 segundos, 6 segundos, 7 segundos y sucesivamente, no se fuerza al niño a mantener la atención por periodos largos pues se sabe que esto no siempre funciona y es frustrante. De este modo la atención es sostenida y eficaz sin forzar las sensaciones.

La guía del terapeuta es importante, pues junto con reportes semanales se permite ir construyendo el programa a seguir, pues éste no es un modelo rígido, sino un entramado flexible que permite el aprendizaje  modelado y acompañado. Las metas  se plantean a corto, mediano y largo plazo. No hay fórmulas mágicas, solo motivación para evitar el retroceso cognitivo.

No hay regaños, ni castigos, se aprende a apreciar los logros por pequeños que sean y se construye con ellos una base sólida de aprendizaje, a partir de hábitos que dan confianza al niño, ya que el centro de ésta modalidad terapeútica es la idea de que SI se es capaz de aprender, a partir de una dotación natural que busca la pervivencia de la especie.

Referencias

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Dibujando el alma y la inteligencia de un niño

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Bill Waterson escribió e ilustró una tira cómica diariamente desde el 18 de noviembre de 1985 hasta el 31 de diciembre de 1995, la cual exponía la mente de un niño de 6 años que junto con su tigre de juguete, protagonizaron toda clase de aventuras que rebosaron la imaginación de su creador y tocaron los corazones y mentes de muchos.

La imaginación y la creatividad son los ingredientes principales de las historias que sin afán educador, permitió a muchos comprender la mente infantil, criticar a la sociedad y sobre todo, exponer el papel de la educación en la niñez.

En una ocasión dicté una conferencia que comencé mostrando el libro que más me había enseñado sobre cognición infantil y al mostrar a Calvin y Hobbes la audiencia se alistó a abandonar el auditorio, pero los ejemplos no pudieron mostrar de mejor modo el cómo miran algunos niños la realidad y la manera en que como adultos moldeamos las mentes de los pequeños.

 Buscando en Wikipedia la publicación sobre esta famosa pareja dice que reciben su nombre como homenaje a Juan Calvino que fue un teólogo fránces que vivió en el siglo XVI y por Thomas Hobbes quien fuera un filósofo inglés nacido durante el siglo XVII y sin duda la genialidad de ambos personajes hacen honor al par de mentes que les dieron nombre.

La tira gira en torno a la amistad imposible de romper entre Calvin, un niño norteamericano y su tigre de peluche llamado Hobbes, a quien le gusta comer atún, quienes viven toda clase de aventuras empleando elementos simples que encuentran en su medio.

Calvin es el único que puede hablar y ver a Hobbes más allá de su figura de tigre de trapo. Los padres de Calvin, constantemente lo miran haciendo locuras pero casi nunca intervienen en sus actividades mentales. Finalmente, no le hace daño a nadie.

Las historias siempre reflejan la amistad y los descubrimientos que Calvin comparte con su tigre, el cual siempre tiene una frase acertada para su pequeño amigo y pocas veces se les ve interactuando con los padres, los cuales aparecen en las historias solo para fundamentar el papel de la familia y los adultos en la vida de los niños.

  Por supuesto Waterson aprovechó este espacio de expresión para criticar diversas esferas sociales, desde la incongruencia de los padres al educar a los niños, como en el caso de esta mini historia donde Calvin da muestras de que ha aprendido que a su mamá no le gusta que ensucie el piso...

Hasta la educación como medio de desarrollo personal, lo cual además es aún más fuerte pues es el niño quien confronta a los padres con la firme idea de que quizá la educación no es exactamente lo mejor para él.                                                              
Pero desde un nivel cognitivo lo que impacta de la historia es la capacidad de Calvin y Hobbes para comprender el mundo, resolver dilemas y por supuesto, adaptarse a su realidad, De ahí que no es difícil encontrar ejemplos que permitan explicar el pensamiento infantil, por ejemplo las nociones Piagetianas, en las cuales de primera instancia dibuja la capacidad del niño para observar la realidad e intentar explicarla aunque falle en comprender la transformación de los objeto, hasta abstraer y explicar temas tan complejos como la primera Ley del Movimiento de Newton y si  usted le parece hilarante la explicación, tome en cuenta que Calvin solo tiene 6 años y usa los recursos mentales a su alcance para explicar algo que los estudiantes solo repiten o copian de un texto y que aún para un adulto promedio es un tema complejo.
 
  Por supuesto más tarde será capaz de aplicar las leyes de la física no para molestar, sino como un ejemplo de que las teorias de la  física son aplicables a la realidad. Esto revela una capacidad infantil para comprender y aplicar las mismas que se transforman en planeación y ejecución de ideas que no siempre son bien recibidas por los adultos:

Es así que es posible mirar la capacidad cognitiva de los niños más allá de lo que los salones de clase brindan de manera limita, a veces restringiendo incluso las capacidades inventivas de los niños.

Es cierto que esta es solo una historieta, pero ¿y si todos los niños son iguales?.

Por supuesto en aquel entonces no existía el Déficit de atención, de otro modo Calvín habría terminado con un psicólogo que sin duda le habría aplicado miles de pruebas para asegurar que el niño tenía un daño cerebral.

 En ocasiones Calvin compartía su imaginación con los adultos, mismos que no la apreciaban y tal vez  haya sido por eso que decidió refugiarse en Hobbes, con quien tenía un pacto de respeto  y además se convirtió en su mejor amigo, esto le permitía alejarse del mundo de los adultos, quienes lo acosaban con obligaciones y comidas que nunca disfrutaba.

Gracias a ello era posible disfrutar sus ocurrencias, maravillas creativas y explicaciones contundentes que siempre estaban salpicas por los juegos entre ambos, siempre juntos, sin barreras de pensamiento, sin violencia y cuando la misma afloraba, todo terminaba con un abrazo entre ambos.

Esta imagen es un ejemplo de cómo el autor era capaz de comprender la mente infantil. Es cierto que el autor es un adulto, pero en solo 4 dibujos nos recuerda que los objetos tienen mil y un usos, mismos que no se nos permite en el mundo adulto donde la lista de No´s es inagotable. 


Pensamiento reflexivo, uso y manejo de información, metacognición son solo de algunos temas explorados en la mente de un niño que miraba la vida más allá de lo que los adultos se permiten usualmente, con lo cual nos hace preguntarnos ¿cuándo dejamos de ver la vida con esa simpleza?

Es así que la diversión de los niños es posible más allá de las asignaciones escolares, mismas que Calvin logra comprender perfecto, pues al fin y al cabo la mayoría de las tareas no son leídas por los maestros, ¿le hizo reír? reflexionemos un poco lo que hacemos todos los días dentro de los salones de clase, donde solo se infla las ideas débiles, se oscurece el razonamiento pobre y se inhibe la claridad,  y ¡todo suena tan elegante!.

Tal vez por eso su autor reflejó tanto la felicidad infantil, misma que le ayuda a tener inspiración todos los días para obsequiarnos un ejemplo de la genialidad infantil que ignoramos por nuestra prisa por verles crecer como hombres y mujeres de bien, sin recordar a veces que hoy son niños, capaces de ver la vida diferente, y que poco a poco van aprendiendo a tener miedo a los errores, a los adultos y a la vida

 Quizá eso hace esta historieta tan sofisticada desde el punto de vista de desarrollo cognitivo de los niños, porque cuando los adultos los miramos, lo hacemos con nuestras propias perspectivas y teorías dogmáticas que buscan explicar el funcionamiento de todo, sin permitirnos simplemente escuchar.

Waterson lo plasmó perfecto en esta caricatura, donde le pide a Calvin inspiración y Calvin le responde que tal vez no se sienta inspirado de lo que es valioso para él.

Muestra fiel de que los adultos esperamos mucho de los niños, pero no les escuchamos, solo les damos obligaciones.

Ojalá un día seamos capaces de que las escuelas recuerden que los niños son más que respuestas en un examen y números del Banco Mundial que garantizan fondos para que continuen perpetuando una educación que ata a un pupitre y mata la creatividad. Ojalá un día... haya muchos Calvins hablando con Hobbes sobre filosofía, física o sobre como disfrutar el verano al máximo.

Nota, si desea ver las imagenes de modo que se puedan leer, solo de click en cualquiera y aparecerán en tamaño real todas las imagenes.

Neurodesarrollo: un largo camino

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El proceso del neurodesarrollo opinan algunos, comienza desde mucho antes de la concepción ya que depende de las células primarias y sus condiciones para que pueda desarrollarse de manera correcta el Sistema Nervioso Central.

La carrera comienza con el encuentro entre el espermatozoide y el óvulo. Ambas células deberán contener una carga genética específica y determinada para evitar que pueda existir borramiento, traslape, mosaicismo o falta de alelos u otras partes del material genético. Ambas células combinan su material y dan como resultado una sola célula

Tambien se sabe que debe existir una correcta carga protéinica para asegurar el éxito de la concepción.
 
Es así que lo que genera la diversidad de razas y de rasgos físicos es la recombinación genética a la que cada generación se somete, pero cada individuo es genéticamente diferente a todos los demás (excepto si tiene un gemelo idéntico), ya que la variedad de óvulos o espermatozoides que se forman a lo largo de la vida es tan grande que para fines prácticos, solo se puede decir que ninguno de ellos es igual al otro. Así, las mutaciones son la materia prima de la diversidad genética, pero está es aún mayor y menos controlable en las especies con reproducción sexual, que todo el tiempo enfrenta genomas diferentes.


Posterior a este proceso se dice que surge la Meiosis el cual es un proceso de división celular en el cual una célula diploide (2n) experimenta dos divisiones sucesivas, con la capacidad de generar cuatro células haploides (n).
Este proceso se lleva a cabo en dos divisiones nucleares y citoplasmáticas, llamadas primera y segunda división meiótica o simplemente meiosis I y meiosis II. Ambas comprenden profase, metafase, anafase y telofase.

En la interfase se duplica el material genético comaprtido mientras que en lameiosis I los cromosomas homólogos se reparten en dos células hijas, se produce el fenómeno de entrecruzamiento.
Una vez que se pasa de esta fase, es posible el comienzo de la meiosis II, al igual que en una mitosis, cada cromátida migra hacia un polo. El resultado son 4 células hijas haploides (n).

Durante la meiosis los miembros de cada par homólogo de cromosomas se emparejan durante la profase, formando bivalentes. Durante esta fase se forma una estructura proteica denominada complejo sinaptonémico, permitiendo que se produzca la recombinación entre ambos cromosomas homólogos. 

Posteriormente se produce una gran condensación cromosómica y los bivalentes se sitúan en la placa ecuatorial durante la primera metafase, dando lugar a la migración de n cromosomas a cada uno de los polos durante la primera anafase. 

Esta división reduccional es la responsable del mantenimiento del número cromosómico característico de cada especie.


En la meiosis II, las cromátidas hermanas que forman cada cromosoma se separan y se distribuyen entre los núcleos de las células hijas. Entre estas dos etapas sucesivas no existe la etapa S (replicación del ADN). La maduración de las células hijas dará lugar a los gametos.

Algo importante a destacar en este sentido es que el genoma de un ser humano normal está formado por 23 pares de cromosomas, los heredados por la madre y los heredados por el padre que forman cada par, pero en total existen 24 pares de cromosomas por que 2 corresponden a los cromosomas sexuales el X y el Y, que se conjuntan en XX si se es mujer y en XY si se es un varón.
 
Todo esto ocurre en un periodo relativamente corto y apesar de ser un proceso necesario para la reproducción de la especie humana, no es un proceso perfecto, a veces los errores en la meiosis son responsables de las principales anomalías cromosómicas. 

La meiosis consigue mantener constante el número de cromosomas de las células de la especie para mantener la información genética. En general,los miembros de un par de cromosomas no se encuentran en estrecha cercanía ya sea en la célula en reposo o durante la división mitótica.El único momento en que entran en intimo contacto es durante las divisiones meióticas o de maduración de las células germinativas.
Este proceso continua durante las siguientes semanas las células comienzan a migrar y dan paso a otro proceso llamado Se denomina fase de proliferación celular a aquella en la que las células que componen el SN (neuronas y células gliales) se originan o nacen.
De las diferentes fases de la morfogénesis es esta la que propiamente se puede considerar como la fase de la neurogénesis.
Ya que se sabe que el desarrollo del cerebro humano comienza muy precozmente, alrededor de la 3° a 4° semana de edad gestacional y continúa, aunque a un ritmo decreciente, hasta la adultez. Y este desarrollo se caracteriza por la ocurrencia de 2 eventos organizacionales mayores. 

El primero se inicia con la concepción e incluye los eventos de neuroregulación, proliferación, migración, y diferenciación, el segundo se presenta después del nacimiento. Se ha propuesto que estos eventos son controlados por factores genéticos y epigenéticos (fenómenos no mutacionales pero que varían la expresión de un gen, tales como el desarrollo de proteínas o el bloqueo de ciertas neurotransmisores) que originan estructuras neurales sensibles a influencias externas.

En los seres humanos esta fase del desarrollo se da en la cuarta semana de gestación a partir del neuroepitelio, que está formado por las llamadas células madre del SNC. Esas células madre producen las llamadas células progenitoras, que a su vez darán neuronas inmaduras o glioblastos. Una vez nacen las neuronas, que como ha quedado dicho son todavía inmaduras, pierden su capacidad reproductora. Los glioblastos, sin embargo, conservan su capacidad reproductora toda la vida.

Esta fase abarca hasta aproximadamente el quinto mes de gestación, si bien no cabe olvidar que no ocurre simultáneamente en todo el tubo neural, sino que cada región tiene su propio periodo de neurogénesis. El proceso no acaba ahí, sino que para que propiamente podamos hablar del sistema nervioso las células que lo componen aún deben pasar por diferentes momentos.

Tras esta fase de proliferación celular se produce la migración celular, en las que las células nerviosas migran hasta su ubicación definitiva; la glía radial es el soporte a través del cual las neuronas pueden alcanzar su ubicación definitiva.

Las células en estas fases aún son indiferenciadas, por lo que pasan a la fase de diferenciación neuronal para adquirir las características morfológicas y fisiológicas de la neurona madura. Asimismo, se establecen las diferentes conexiones (sinapsis), si bien en el desarrollo se establecen muchísimas más sinapsis de las necesarias durante la sinaptogénesis, con lo que muchas de esas conexiones son posteriormente eliminadas. 

Además, durante el desarrollo fetal el ser humano crea muchas más neuronas de las que necesita, por lo que las que funcionalmente resultan superfluas mueren (esta muerte neuronal se conoce como apoptosis neuronal y puede alcanzar a entre el 25 y el 75% de las neuronas creadas).

Es así que la formación del tejido nervioso comienza con la formación de un simple tubo, el llamado tubo neural y a partir de la inducción del neuroectoderma (esto es parte del ectodermo que es la capa celular primaria más externa del embrión que origina los sistemas nerviosos central y periférico, incluidas algunas células gliales), este proceso ocurre en el humano entre la tercera y cuarta semana gestacional. 

Una vez formado el tubo neural se produce una diferenciación en tres dimensiones: la primera da lugar a la medula espinal, la segunda va a dar lugar al tallo y tronco cerebral, así como al cerebelo, mientras que la tercera porción desarrollará los hemisferios cerebrales. A esta etapa se le llama proencefálica proceso que se produce entre la quinta y décima semana gestacional y durante el cual se desarrolla una activa neurogénesis (desarrollo de neuronas) a partir de células precursoras neuronales, que tienen una característica especial y es que no maduran y no proliferan, pues habrá que esperar el siguiente momento para tal diferenciación.
Entre la octava y décimo octava semana gestacional, se produce una activa proliferación neuronal, las células precursoras comienzan a diferenciarse para producir nuevas células precursoras y células neuronales que se diferencian a neuronas propiamente tales y a células gliales (astrocitos y oligodendrocitos). 


La velocidad de proliferación en este período es impresionante ya que se forman alrededor de 200.000 neuronas por minuto. Sin embargo esta ocurre poco a poco, después de pasar por varios ciclos de división celular, esta se detiene. Aun cuando se desconoce lo que pone en marcha y posteriormente detiene al mecanismo de proliferación en cualquier región, es claro que los periodos están rígidamente determinados, sin embargo, lo qué determina esta diferenciación es aún un misterio, aunque que se sabe que depende de factores neuronales específicos de la región del cerebro donde ocurre y de las funciones que ejercerá. 

Las células diferenciadas comienzan a emigrar desde las zonas ventriculares (centrales) hacia las zonas más periféricas del cerebro en formación (neocorteza). Esto es, las que comienzan primero ocupan las capas más profundas de las capas de la corteza, mientras que las que comienzan más tardíamente, ocupan las capas más superficiales.

Así entre el 2º y 4º mes de vida intrauterina se produce una explosión de la proliferación celular, conocida como neurogénesis, mientras que en entre el 3º y 5º mes ocurre la migración de las neuronas, guiadas por procesos gliales en base a señales químicas y por factores de crecimiento neural, mediados por genes reguladores que determinan la actividad de otros genes en una secuencia definida y por lapsos precisos y en regiones específicamente determinadas. 

Es entonces cuando se producen las malformaciones cerebrales que se relacionan a trastornos de la organización cerebral, incluyendo la migración neuronal tardía.

Esta emigración radial de las neuronas hacia la periferia utiliza las células gliales como guía ya que estas forman un andamiaje que facilita el movimiento de las neuronas. La emigración neuronal se produce en dos regiones principalmente, en el tálamo e hipotálamo, donde las neuronas más antiguas son empujadas por las neuronas más nuevas, por lo cual las primeras se ubicarán en la periferia.

En cambio, en las regiones del cerebro de estructura laminar, como es el caso de la corteza y el cerebelo, las neuronas mas jóvenes emigran traspasando a las más antiguas, con lo cual estas últimas van a quedar mas cerca del neuroepitelio y las mas jóvenes en la periferia.

El proceso de emigración neuronal ocurre entre la décimo segunda y la vigésimo cuarta semana gestacional. 


Durante la neurogénesis y la emigración neuronal aproximadamente un 50% de las neuronas sufren apoptosis, esto es mueren en forma programada, probablemente porque no siguen el curso de emigración correcto y/o porque no reciben los estímulos adecuados, la respuesta correcta aún es un misterio. 

Una cierta proporción de las neuronas que sobreviven (20%) emigra horizontalmente y una vez finalizada la emigración radial, para permitir la formación de la laminación (segmentación) cortical, es así que las neuronas buscan su camino, motivadas por estímulos químicos (los factores neurotróficos), prolongando su estructura en uno de sus extremos, lo que origina los llamados conos de crecimiento axonal.

En forma simultánea a la emigración neuronal se produce la sinaptogénesis(formación de sinapsis), aunque esta es muchísimo más intensa entre la duodécima y la duodécimo cuarta semana gestacional, pero persiste en forma muy activa hasta el octavo o noveno mes post natal.

Es interesante destacar que la sinaptogénesis pre natal está determinada principalmente por el patrimonio genético del individuo. Sin embargo, en la etapa post natal la sinaptogénesis también es afectada por las experiencias sensoriales, particularmente por el proceso de aprendizaje. 

Así, durante la pubertad, se produce una especie de congelamiento de la neurogénesis, el cual se ha asociado a la adquisición del carácter propio y particular de cada individuo. La mielinización es un proceso tardío que se inicia en forma mas intensa a partir de la 40ava semana, se produce en la sustancia blanca y en las neuronas periféricas
 
La neurogénesis y las etapas posteriores asociadas a este proceso morfogénico conducen a la formación de aproximadamente 100 mil millones de neuronas en un cerebro adulto y a varios trillones de sinapsis. 

Esto implica que un número importante de los 30.000 genes que poseemos deben estar involucrados en este complejo proceso, expresándose coordinadamente en forma simultánea y/o secuencial. Sin embargo, aún no se ha logrado comprender este prodigioso proceso, ya que una región que posee 20.000 genes, solo forma 302 neuronas y el tejido nervioso que forman dista mucho de tener la funcionalidad del cerebro humano.
 
El número de células generadas en el cerebro fetal es entre un 30 y un 70% superior al número de neuronas del adulto. Las células sobrantes sobreviven por un período de días a semanas, tras lo cual, en forma espontánea, se inicia una cascada de cambios degenerativos y un proceso fisiológico de muerte celular programada. 

 En la imagen siguiente, es posible observar las diferencias entre el nacimiento y los dos años de desarrollo, aunque parece que hay mayor maraña neuronal, en realidad lo que se encuentran son menos neuronas con mayor cantidad de redes neuronales, conexiones entre neuronas, es decir comunicación interneuronal, con lo cuál se permite una red más firme que procure habilidades más específicas.

En este sentido, se ha encontrado que la eliminación selectiva de las conexiones sinápticas, es un proceso fundamental en el desarrollo cognitivo del niño, ya que se ha observado relación entre los cambios de la sustancia gris del lóbulo frontal y la evolución en la realización de tareas cognitivas.
 
Durante la fase de aceleración, se produce un gran aumento de prolongaciones dendríticas y sus pequeñas ramificaciones, lo que se ha llamado arborización dendrítica, que forman numerosas sinapsis, de modo tal que todas las células y sus prolongaciones se disponen en capas y se orientan, al mismo tiempo que se produce la muerte celular programada y la diferenciación y especialización neuronal, todo esto dependiendo de las interacciones con el medio ambiente y de factores genéticos.

Así se encuentran crestas de las ramificaciones neuronales, los picos de densidad se presentan en diferentes edades pero también en distintas zonas cerebrales. 

De este modo se observan un rápido y denso desarrollo tanto en la corteza visual y la auditiva entre los 3 y 4 meses postnatales y la máxima densidad, alrededor del año de vida. Por el contrario, el crecimiento de la zona prefrontal se presenta a la misma edad, pero el pico máximo se alcanza hasta después del primer año de vida. Las únicas excepciones son las células granuladas del bulbo olfatorio, el cerebelo y el hipocampo, que continúan su génesis después del nacimiento y continúan por toda la vida.

Cerebralmente, la mielinización, que es un recubrimiento de las conexiones neuronales por una membrana especializada que permite una adecuada transmisión de los impulsos nerviosos, es fundamentalmente un hecho post natal, que ocurre en ciclos, con una secuencia ordenada predeterminada, para con ello comenzar las conexiones neuronales, las más importantes, que servirán de base para todo el desarrollo posterior. 

De este modo, la mielinización contribuye en gran medida a mejorar la funcionalidad del cerebro ya que produce un incremento en la velocidad de conducción de los impulsos nerviosos. En este sentido se ha encontrado que hay un incremento de la sustancia blanca a lo largo de la niñez, lo que probablemente refleja el aumento de la mielinización.

Referencias:  


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Buscando una mejor calidad de vida para los niños con trastornos del espectro autista

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El trastorno del espectro autista es un término empleado para describir un grupo heterogéneo de niños cuyas características comportamentales se solapan con signos y síntomas clínicos con diversos trastornos del desarrollo. Es por ello que actualmente se acepta que los trastornos del espectro autista se deben a etiologías diversas que van desde las genéticas y fenotípicas consistentes con bases moleculares clínicas y genéticas complejas, que solo dejan en claro que se debe a un desarrollo cerebral y de la conducta atípicos.

Sin embargo, existen una coexistencia significativa entre el fenotipo de los Trastornos del espectro autista y múltiples trastornos genéticos, trastornos metabólicos, trastornos neuromusculares como la distrofia muscular de Duchene y Becker, la esclerosis tuberosa, los trastornos del sueño, la epilepsia y otros problemas extra neurológicos como la disfunción gastrointestinal.

En los últimos 10 años los avances de la genética han permitido cuestionar el actual modelo nosológico implícito en los manuales de diagnóstico ya que tanto el carácter categórico como la comorbilidad detectada a partir de aplicaciones de los criterios diagnósticos resultan insostenibles a la luz de los estudios que se hacen considerando otras posibles explicaciones, desde las aberraciones genéticas, dificultades peri y post natales, la presencia de virus y por supuesto las condiciones medio ambientales que con lo que los paradigmas clásicos de un gen para un enfermedad o incluso un patrón conductual específico distintivo para cada entidad son conceptos que quedan restringidos a casos concretos. 

De ahí la lista se construido bajo el estudio de diversos genes asociados desde aquellos involucrados en la remodelación de la cromatina y regulación de la expresión genética, la dinámica de actina en el citoesqueleto, el andamiaje de las proteínas en la sinapsis, receptores y transportadores, segundos mensajeros, moléculas para la adhesión celular y secreción de proteínas.

A pesar de ello, hasta el momento, no hay una explicación clínica o biológica que caracterice a los Trastornos del Espectro Autista ya que el fenotipo autista se encuentra en múltiples y diferentes tipos de procesos tanto neurobiológicos como clínicos por lo que es difícil delimitar una frontera entre éste y todos los demás trastornos del desarrollo posibles que pueden afectar una o más funciones cerebrales.

Usualmente se considera la llamada triada del desarrollo que involucra los dominios de la interacción social recíproca, la comunicación y el lenguaje, pero a ellos ha de agregarse el nivel de inteligencia que crea fronteras entre el trastorno autista típico de Kanner y el Trastorno de Asperger, mismo que ha sido revisado en los últimos meses debido a su gran capacidad adaptativa.

Sin embargo, a pesar de toda la investigación, y avances en todos los campos médicos, psiquiátricos y de la neurociencia, aún existen personas que aprovechan la desesperación y falta de conocimiento de los padres para vender curas milagrosas, tratamientos cognitivo conductuales basados en reglas inflexibles que explican sin mayor recato el qué y cómo aprenden o no los niños con trastornos del espectro autista.

Actualmente, diversos grupos se unen a la idea de que los padres son los mejores terapeutas brindándoles herramientas de atención personalizada y específica en ambientes reales a los niños, partiendo de la idea de que NO existe algo como un cerebro concluido en la naturaleza, sino de que esta crea prototipos que se modifican a lo largo de toda la vida con conexiones flexibles y adaptables al ambiente.

Es por ello que este año para el 2 de abril que se celebra el Día Mundial del Autismo, en lugar de pedir una cura, (pues no es una enfermedad) o más investigación, pido que existan profesionales éticos y comprometidos con los niños y las necesidades de las familias y no con el dinero que algunas familias están dispuesta a ofrecer en su desesperación.

También pido que existan profesionales que brinden información científica a la población para que aceptemos de mejor manera las diferencias y dejemos de lado el mito de un cerebro que funciona a partir de reglas establecidas.

Si deseas escuchar este escrito, lo puedes hacer dando clic aquí: Video Trastornos del Espectro Autista

Referencias:
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Dejando de lado el DSM: los pacientes merecen mejores diagnósticos

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El pasado viernes 3 de mayo de 2013 el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) de los Estados Unidos anunció que abandona el manual de Diagnostico y Estadística de los Trastornos Mentales (DSM) que durante décadas ha sido usado como el medio de diagnóstico por excelencia no solo en Los Estados Unidos sino en muchos otros países para el tratamiento de las Enfermedades Mentales que asaltan a los seres humanos desde la infancia hasta la vejez.


La noticia surge a unos días de que la quinta versión de dicho Manual salga a la luz después de algunos cambios que pueden ser considerados mínimos sobre todo en el tema del neurodesarrollo, entre los que se encontraba la reconsideración del Síndrome de Asperger como parte de los Trastornos del Espectro Autista.



El anuncio se hace  con un tono de sarcasmo por parte de diferentes medios y redes sociales al referirse al DSM como la biblia de la psiquiatría, que por supuesto es usada como medio diagnóstico clínico para los diversos trastornos de salud mental y que traducido a diversos idiomas con el fin de unificar criterios internacionalmente, sin importar aspectos fenotípicos.

Sin embargo, esto NO significa que se deba quemar el DSM y mucho menos que no se reciba con buenos ojos la nueva versión, a diferencia de lo que muchas notas periodísticas comentan, la separación no es un divorcio, es solo la puerta para que haya más herramientas diagnósticas para el tratamiento de las enfermedades mentales.
 
En la página de la American Psychiatric Association, se anunció hace muy poco que el 22 de  Mayo de 2013 aparecería la Quinta versión  del DMS después de dos años de intensas revisiones que incluían más de 13 000 mil comentarios, más de 12 000 correos electrónicos y el trabajo de al menos 13 grupos de trabajo, logrando así criterios unificados entre la comunidad médico-científica.
Aunque se había mencionado en diversos foros clínicos que el Manual tenía una tradición reduccionistas de los padecimientos, parecía imposible que esto pudiera cambiar, pues a lo largo y ancho del planeta era usado como la varita mágica capaz de decidir no solo el tratamiento de los pacientes, sino su desarrollo futuro teniendo inferencia médica, educativa y legal.



Uno de los principales problemas es que continua atribuyendo una enfermedad a cada entidad clínica basada en principios que no necesariamente se presentan juntos en tiempo y espacio en la sintomatología del paciente y que no permitía en muchos casos, llevar a cabo otros estudios de contraste.



La historia comenzó en 1952 cuando la primera versión del Manual se publicó bajo diversas investigaciones surgidas después de la Segunda Guerra Mundial que buscaban evaluar los problema psiquiátricos en los soldados sobrevivientes de los campos de combate y que regresaban a casa confundidos.



Previamente, en 1949, la Organización Mundial de la Salud había publicado la Clasificación y Estadística Internacional de Enfermedades (ICD) la cual incluía por primera vez una sección especial para los desordenes mentales.



A lo largo de los años el DSM tuvo diversas revisiones, la segunda publicada en 1968, la tercera en 1980, la cuarta en 1994 y la quinta espera publicarse el 22 de mayo de 2013.



Las razones por las cuales el Instituto Nacional de Salud Mental decide hacer a un lado el Manual de Diagnóstico pueden ser muchas, desde voces que claman que no es posible clasificar las entidades nosológicas a partir de un grupo de síntomas, como en el caso de los trastornos del espectro autista o el déficit de atención, que no permitían a los propios médicos dar una atención clara  a los pacientes, hasta el grito desesperado de diversos investigadores que observaban como a nivel nacional aumentaba el número de casos de Autismo y Déficit de atención, depresión y trastorno bipolar.



Lo cierto es que las investigaciones fisiológicas, genéticas y neurocognitivas han dado grandes avances y no pueden seguir siendo ignoradas, es por ello que la mirada se posará ahora sobre un proyecto que ya tiene camino andado llamado Research Domain Criteria (RDoC) que busca considerar componente psicológicos irregulares para la comprensión de las enfermedades mentales en términos cognitivos, así como  diferencias neuronales y genéticas.



Aun cuando los criterios del DSM permitían el traslapes en los diagnósticos, por ejemplo era posible reconocer a un niño con Síndrome de Down y Autismo, usualmente se otorgaba un solo diagnóstico de la clasificación, lo cual dejaba a los médicos en un desamparo profesional que a veces debía trabajarse en a pesar de la salud y condiciones del paciente.



Por otro lado, en el caso de los trastornos del espectro autista, al ser tratados solamente los síntomas observables, no se consideraban las dificultades perinatales, genéticas o ambientales que pudieran intervenir en la sintomatología dejando a los niños y sus familias al amparo de medicamentos que no siempre eran recetados considerando estudios clínicos de laboratorio.



En este sentido una de las posibles ventajas del alejamiento del modelo psiquiátrico tradicional es que será posible, por un lado analizar con mayor detalle los trastornos, considerando factores influyentes, desde genéticos, ambientales, y clínicos y por otro lado, forzará a los profesionales de la salud mental a requerir de mayores herramientas de diagnóstico.



Bajo este contexto, quizá sea posible ver a las personas más allá de la etiqueta que le sea otorgada, además de que existan otras formas de tratamiento además de la pastilla mágica cúralo todo a la que la psiquiatría tradicional nos ha tenido acostumbrados, encontrando así el apoyo de la neurociencia.



La investigación neurocognitiva tendrá finalmente una aplicación más allá de ser solo investigación básica, aunque a todo poder corresponderá una gran responsabilidad, como bien dice el hombre araña, pues también es cierto que la investigación psicológica y neurocientifica está bajo escrutinio debido a diversos trabajos que se han considerado faltos de ética, así que solo quedará esperar el beneficio de los pacientes y sus familias que merecen, sin duda alguna mucho más respeto, incluyendo  más y mejores profesionales de la Salud.



Mientras tanto, no hay que olvidar que el contexto de los Estados Unidos es muy distinto al del resto de los países, sin embargo, como ya mencioné en otros foros, hay que continuar las investigaciones en marcha y esperar la respuesta de la comunidad científica internacional.





Referencias



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Genes y genética, un poco de historia

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En estos días todos hablan de genes, y al parecer se continua con la idea de que los genes son secretos encerrados e imposibles de cambiar. Sin embargo, la investigación reciente, muestra que aún hay mucho que aprender de ellos, pero para comprender los avances, hay que comenzar con un poco de historia...

Desde tiempos muy lejanos los seres humanos se dieron cuenta de que gran parte de sus características corporales y psicológicas, así como sus enfermedades, se concentraban en algunas familias y que dichos rasgos tienden a compartirse de una generación a otra. Así, se ha encontrado que la genética juega un papel importante en el desarrollo no solo cognitivo, sino humano en general. 
 
El aprendizaje, no está exento de esta influencia, de un modo u otro ya que se adquiere  lo que desde antes de nacer fue programado, pero se matiza con lo que la cultura y el ambiente permiten hacer con esas habilidades primarias. Sin entrar en debate sobre si la genética tiene más peso que el ambiente o viceversa, lo que este apartado plantea es la existencia de periodos críticos que pueden ser, en caso de ser necesario, extendidos, gracias a la plasticidad cerebral y dependerá de las estrategias de aprendizaje, el ambiente y la utilidad que se haga de esas habilidades, para lograr que un niño pueda compensar las carencias que la naturaleza o su ambiente le provocan.
Es así que veces es sencillo hacer a un lado los legados que los padres dan a los hijos genéticamente hablando, pues resulta controvertido hablar de si el papel del ambiente es más o menos importante que el de los genes (Velázquez, 2004). Se sabe que los genes aportan mucho al desarrollo, pero el medio ambiente exacerba o reprime ese insumo. Al final de cuentas, ¿cómo saber si todos somos genios de la música si no tenemos acceso a un instrumento musical?, ¿Por qué se nos facilitan más ciertas actividades y nos son más difíciles otras?, ¿cómo es no somos capaces de crear genios en las escuelas?. 
Haciendo un poco de historia, se reconoce que los estudios sobre las relaciones genéticas comenzaron en el año de 1900 con los estudios de Mendel,  y  es interesante destacar que Mendel realizó sus descubrimientos casi sin antecedentes previos.    
    
La historia del conocimiento previo a  los estudios de Mendel se remonta hasta los tiempos bíblicos, ya que en el génesis, se presenta una referencia de que Jacob, empleaba un método para que sus ovejas y sus cabras  criaran crías moteadas (Strathern, 1999) y el año de 1694, cuando Camerarius informó la existencia de sexos en las plantas y realizó los primeros experimentos sobre polinización. Años mas tarde, entre1761 y 1767 Kölreuter, había realizado investigaciones sobre los mecanismos hereditarios empleando plantas. Sin embargo, los hallazgos de este investigador parecían confirmar las teorías genéticas vigentes en la época (mezcla de sangres), ya que el cruce entre distintas variedades de Nicotiana (Nicotiana tabacum es una planta herbácea perenne, de la familia de las solanáceas, de cuyas hojas se produce la mayor parte del tabaco consumido hoy en el mundo), originaba híbridos de apariencias intermedias entre los progenitores, con lo que concluyó esto se debía a dos factores que cada progenitor aportaba en la misma proporción a las características de la prole. Los factores encontrados por Mendel es lo que actualmente se le conoce como genes (Strathern, 1999).

Entre 1822 y 1824, tres investigadores independientes, Knight, Goss y Seton, realizaron estudios basados en la arveja(chicharos), descubriendo la dominancia de algunos caracteres en generación 1 y la segregación de varias características hereditarias en la generación 2; sin embargo, no estudiaron generaciones posteriores ni la distribución numérica de las características de cada generación, por lo que no fue posible extender los datos de sus estudios.
Es asi que hablando de Mendel, se ha escrito que era aficionado a las plantas y a mejorar los cultivos, aunque hay evidencia que trabajó inicialmente con ratones, actividad que pareció un tanto fuera de lugar a sus superiores, por lo que realizó un cambio de material experimental a más de 14 especies de plantas (Mendel dijo en algún escrito que no creía que sus superiores supieran que las plantas tienen sexo). 

La arveja, planta con la que finalmente trabajó,  es una especie hermafrodita que no tiene cromosomas sexuales y en ella es fácil cortar los estambres, impidiendo de este modo la auto fertilización. Los rasgos estudiados en dichas plantas por Mendel son estables, aunque no estudió condiciones intermedias. Para la forma de la semilla empleó 253 híbridos (generación filial 1, F1), que habían sido obtenidos del cruce entre plantas de semilla lisa y plantas de semilla rugosa, que originaron sólo el fenotipo liso, y se infiere una sola fórmula genética (genotipo, Ll). Pero cuando se cruzaron los híbridos, obtuvo 7324 semillas, de las cuales 5474 fueron lisas y 1850 de piel rugosa, lo cual complicaba un poco los primeros hallazgos, a esta generación la llamó filial 2, F2 (Morgado,  2001; Barahona, Suárez y  Martínez, 2001).

Sin embargo, a pesar de todo el conocimiento imprescindible para explicar los mecanismos genéticos, la mayor parte de la información para su comprensión se obtuvo en años posteriores a Mendel, con el descubrimiento del ácido desoxirribonucleico (ADN)  realizado por Johann Friedrich Miescher en 1868; el nombre de ácidos nucleicos se deben a  Richard Altmann, quien así los denominó  en 1879.

Bajo este contexto, en este recorrido histórico no es posible dejar de mencionar los hallazgos de los doctores Watson y Crick, que permitieron conocer que la información genética está contenida en la estructura molecular del ácido desoxirribonucleico (ADN) el cual se encuentra en el interior de un núcleo de la célula, en las estructuras llamadas cromosomas. Sin embargo sus hallazgos fueron posibles al trabajo de Rosalind Franklin quien era una experta en cristalografía por rayos X y que gracias a sus trabajos fue posible dilucidar en parte la estructura de doble hélice de ADN. 

Gracias al trabajo conjunto de estos investigadores de Cambridge, se  encontró que el ácido desoxirribonucleico es un tipo de macromolécula que forma parte de todas las células vivientes y que ahí está contenida la información genética necesaria para el desarrollo y el funcionamiento de los organismos vivos conocidos y de algunos virus, siendo el responsable de su transmisión de los rasgos heredables a las siguientes generaciones. Dentro de ellas el ADN está muy organizado y asociado con distintas proteínas, con las que se forma la estructura conocida como cromatina (Watson, 2000). 


Después de todos esos hallazgos durante el siglo pasado, la genética se mueve ahora en aguas mucho más profundas, si bien aun no encuentra todos los secretos de los genes, se asume con grandes retos por delante.

Referencias:
Barahona, A., Suárez, E. y Martínez, S. (2001) Filosofía e historia de la biología. México. Facultad de Ciencias. UNAM. 

Kaback, DB. (2013)  The modest beginning of one genome project. Genetics. 194 (2) 291-299.


Morgado, E. (2001) ¿Cuán Mendeliana es la patología genética humana?. Clínica y Ciencia vol.1 Nº 3. 48-59.

Strathern, P. (1999) Crick, Watson y el ADN. Siglo Veintiuno Editores. España.

Vásquez  Laslop, M. y Velázquez Arellano, A. (2004) Genómica y el desarrollo de un nuevo individuo. En A. Velazquez (2004) Lo que somos y el genoma humano: des-velando nuestra identidad. Ediciones científicas universitarias. UNAM. FCE.

Watson, J. (2000) La doble hélice. Alianza Editorial. Madrid.



Genes y desordenes genéticos

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Si pensamos en lo increible que ha sido conocer el proyecto Genoma,  todo lo que se ha logrado con la iniciativa y lo que se ha aprendido de él y todo lo que se ha generado, es imposible dejar de lado el valor de la ciencia genómica, por ejemplo, se pensaba inicialmente que los 46 cromosomas estaban integrado por 100,000 genes codificadores de proteínas, enzimas, hormonas y en general fuentes reguladoras de todos los procesos vitales que moldean las características del ser humano y ahora es posible comenzar a manipular todo ello para curar sindrómes y enfermedades. 

El cromosoma 22 fue el primero en ser identificado completamente contando con 545 genes activos, seguido posteriormente por el mapeo o secuenciación genética del cromosoma 21,  con sólo 225 genes activos, el cual abrió las posibilidades para desarrollar tratamientos genéticos situaciones médicas  como el Síndrome de Down, una forma de Alzheimer y varios tipos de cáncer. 

Fue así como comenzó la carrera por encontrar un  gen específico para cada una de las principales afecciones que aquejan al ser humano. Al mismo tiempo, se han encontrado la relación entre la producción  de  proteínas  y  algunos genes que crean sobre producción proteinica y otros que inhiben la producción de las mismas.


En este sentido se han encontrado algunos genes asociados con  los síndromes del espectro autista, como el 15q11-q13, 2q37.3 o el UBE3A para el síndrome de Angelman, al que también se le ha asociado al gen GABRB3, mientras que para el síndrome de Williams se encuentra el gen 7q11.23;  MeCP2, para el síndrome de Rett, por mencionar solo los síndromes del desarrollo más conocidos


Sin embargo,  se sabe que existen más síndromes, por ejemplo el síndrome de West que se asocia con el gen ARX, o bien, aunque con menor prevalencia se pueden mencionar el síndrome De Lange o la enfermedad de Crohn,  cuya alteración genética se sitúa en el gen 5p13.1.


Dentro de los síndromes menos comunes se puede hablar del  síndrome de Smith-Magenis asociado al gen 17p11.2; o bien  el   síndrome velocardiofacial relacionado con el gen 22q11; la distrofia miotónica que es una enfermedad multisistémica, cuya alteración genética está relacionada con la repetición del trinucleótido CTG en el cromosoma 19.


Mientras que  el complejo de la esclerosis tuberosa (CET), la cual es una enfermedad hereditaria autonómica dominante que puede ser debida a la mutación de dos genes distintos: el TSC1 (9q34) y el TSC2 (16p13.3). 


El síndrome de Timothy producido por una mutación en el gen CACNA1C, ubicado en 12p13.3; otras formas de alteración como la deleción terminal 10p, se le ha asociado a un fenotipo similar al síndrome de DiGeorg que causa hipo paratiroidismo, sordera sensorial y anomalías renales. 

Por otra parte, se ha estudiado  el gen implicado con el mosaicismo 45X/46XY, o podemos mencionar el síndrome de Cowden se encuentra asociado al gen PTEN, que está ubicado en 10q23.3. 

Otro grupo de desordenes genéticos como el síndrome de Goldenhar, se debe a la deleción 5q (Artigas-Pallarés, Gabau-Vila & Guitart-Feliubadaló, 2005), todos ellos asociados a trastornos del desarrollo.

Mientras que si se observan los estudios sobre el cáncer se han encontrado, por ejemplo para el cáncer cerebral, la proteína NFkB con mucha mayor actividad que en los cerebros normales, o bien la proteína HER2 en  el cáncer de mamá y de pulmón; BCR- AB1 para la leucemia mielogenosa crónica; RAS, para varios tipos de cáncer, B- RAF para el cáncer de piel; BCL-3 para el linfoma; RB1 para el retinoblastoma,  HNPCC para el cáncer de colón y el endometrial; el gen p53 que provoca el suicidio de las células y  está asociado al cáncer de pulmón, colón, mama y cerebro (Collins y Barker, 2008).

No se olvidan los trastornos de los procesos cognitivos como el Alzheimer, ya que  también es posible encontrar asociaciones génicas a procesos cognitivos, aunque los estudios aún no pueden ser concluyentes, por ejemplo se menciona el gen IGF2R asociado a la inteligencia, el cual es un tema que preocupa a muchos.

Es por ello que en  la década de 1980 el Dr. Plomin, del Instituto de Psiquiatría de Londres, en Inglaterra, comenzó su investigación sobre las relación genes e inteligencia, ya que observó que dos personas con los mismos genes correlacionan tanto como la misma persona que realiza una prueba de inteligencia con un año de diferencia, por lo que se da cuenta que los gemelos idénticos que viven separados son muy similares o idénticos en pruebas de inteligencias que los gemelos idénticos que viven juntos; es por ello que se considera que el ambiente influye en el desarrollo de los niños, sin embargo ha quedado claro que los genes pueden moldear al cerebro de formas que hacen a los individuos mejores o peores para responder a una prueba de inteligencia. 

A pesar de esto, Plomin sospecha que son necesarios más marcadores para encontrar los genes de la inteligencia, aunque declara que existirían muchos detalles difíciles de replicar para poder afirmar fehacientemente que se tienen estos genes (Silverman, 2008).
De manera más consistente, se ha encontrado en llamado gen del lenguaje, que desde el punto de vista genético, está asociado al trastorno específico del de dicho proceso cognitivo,  el  cual parece deberse a la alteración de un pequeño número de genes principales y, en particular, a la  mutación del gen FOXP2

El gen en cuestión, se expresa principalmente en determinadas zonas del sistema nervioso central, tanto durante el desarrollo embrionario, como en el individuo adulto, aunque se expresa también en otras regiones durante el desarrollo embrionario, como el pulmón, el intestino y el corazón, así como en diferentes tejidos del individuo adulto. Sin embargo los individuos afectados  con el trastorno del lenguaje,  poseen una copia no mutada del gen (Benítez Burraco, 2005; 2006; Gopnik y Crago, 1991).

Aunque cada día se avanza más en el estudio de los genes y el proteome, si se considera que se estima que existen unos 4 mil desórdenes genéticos,  y que  hasta ahora sólo se ha logrado identificar un poco más de 60 genes involucrados en enfermedades, sin duda el trabajo llevará varios años antes de concluirse; sin embargo apesar de todas las implicaciones de investigación algunos apuntan que el conocimiento del Genoma Humano será el eje principal en el diagnóstico y tratamiento para un considerable número de enfermedades como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedades mentales y muchas formas de cáncer.

References: 

Artigas-Pallarés, J., E. Gabau-Vila, E., Guitart-Feliubadaló, M.  (2005) El autismo sindrómico: II. Síndromes de base genética asociados a autismo. Rev Neurol. 40 (Supl 1): S151-S162.

Benítez – Burraco, A. (2006) Genes y lenguaje. Teorema Vol. XXVI/1, 37-71.
           
Benitez-Burraco, A. (2005) FOXP2: del trastorno específico a la biología molecular del lenguaje. I. Aspectos etiológicos, neuroanatómicos, neurofisiológicos y moleculares. Rev Neurol.  40 (11): 671-682.

Collins, F. and Barker, A. (2008) Mapping the cancer genome. Scientific American Special Edition: New answers for cancer. Vol. 18. Num. 3. 22-29.

Gopnik, M. y M. B. Crago (1991) Familial aggregation of a developmental language disorder.  Cognition. 39. 1-19.

Hayden, KE., Strome, ED., Merret, SL., Lee, HR., Rudd MK., Willard, HF. (2013) Sequences Associated with centromere competence in human genome. Molecular and Cellular Biology. 33 (4) 763-772.

Weischenfeld, J., Symmons, O., Spitz, F.,&  Korbel, J. (2013) Phenotypic impact of genomic structural variation: insights from and for human disease. Nature Reviews Genetics. 14. 125-138.

 Young, E. (2013) Shutting down the extra chromosome in Down's Syndrom cells. National Geographic: Phenomena: Not exactly rocket science. Disponible en: http://phenomena.nationalgeographic.com/2013/07/17/how-to-shut-down-the-extra-chromosome-in-downs-syndrome/

La plasticidad cerebral: historia del concepto

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El término plasticidad fue introducido en 1890 por el psicólogo norteamericano William James, y con el describía la naturaleza modificable del comportamiento humano. Aunque en los últimos años del siglo XIX, Santiago Ramón y Cajal propuso que estas modificaciones comportamentales tendrían seguramente un sustrato anatómico, atribuible al cerebro, y que los cambios de duración variable en la función sináptica que se presentan con origen en estímulos externos que condicionan aprendizaje, son denominados por esta plasticidad. Así lo dedujeron Lugaro y Ramón y Cajal casi al mismo, con diversas variaciones, ya que ambos expusieron que el aprendizaje involucra cambios plásticos funcionales en las propiedades de las neuronas o en sus interconexiones.

Así, el aprendizaje podría ser el resultado de una modificación morfológica entre las interconexiones de las neuronas, similar a los fenómenos que ocurren durante la formación de sinapsis en la vida embrionaria, sin embargo, tras la muerte de Cajal se adoptó una forma rígida de ver el sistema nervioso central  adulto y se aceptó la idea de que una vez terminado su desarrollo, la anatomía de éste se mantenía inalterable, salvo los procesos degenerativos (citados en Nieto, 2003). 

Fue entonces que el concepto de plasticidad sináptica se ha venido  desarrollado principalmente en estudios relacionados con la memoria y el aprendizaje. 

Siendo así, aun cuando desde hace años se tiene evidencia  de la capacidad del cerebro para modificar sus funciones y para compensar daños, la importancia de esta función ha venido a ser apreciada sólo recientemente, ya que los estudios cerebrales a finales del siglo XIX y principios del XX se centraron en la identificación de áreas de funcionamiento específico lo que dio paso a la idea de un cerebro que rige sus funciones en áreas específicas y con ello la idea tan extendida en la psicología de que el aprendizaje debe ser obtenido en periodos específicos. 

Para algunos, esto se debió a la identificación hecha por Paul Broca  a mediados del siglo XIX, de un área determinada en el lóbulo frontal izquierdo relacionada con el lenguaje, lo cual fue el punto de partida para que las neurociencias se centraran en un concepto estrictamente localizacionista. Desde entonces se continúo describiendo áreas cerebrales específicas con funciones especializadas, tal como las describía Broadmann; pero a medida que mejoraban las técnicas morfológicas, cito arquitectónicas y neuroquímicas, se descubrían más detalles de la estructura cerebral y sus conexiones funcionales. 

La enorme complejidad del cerebro pudo haber contribuido a la rigidez conceptual que se desarrolló en aquellos años, ya que para organizar lo conocido dentro de un todo, los anatomistas tuvieron que sectorizar  tal conocimiento. Esto motivó a  Broadmann  a dividir la corteza en 52 regiones, y las descripciones que realizó de los componentes las mostraba separadas, dando lugar al concepto de un cerebro rígido, rigurosamente dividido. Ello, aunado a los estudios de conectividad y a la ausencia de evidencia concreta de regeneración en el cerebro (en contraste con órganos como el hígado que tiene la capacidad de duplicación celular mitótica), dio lugar a creer que era un órgano dividido en compartimientos, no maleable (no plástico) y con poca capacidad de recuperación después de un daño, por lo que pocos anatomistas, fisiólogos o clínicos proyectaron un concepto de adaptabilidad dinámica del cerebro (Aguilar, 2003b; Poch, 2001, Aguilar, 2005).

Actualmente, es sencillo aceptar que a los 30 años un adulto sabe más que un niño de 10, y a los 70 se sabe más que a los 20,  que el proceso del desarrollo cognitivo va no sólo de la mano, sino que depende del desarrollo cerebral y particularmente del desarrollo de redes neuronales adaptadas que permitan  responder ante el medio, que todo ésto depende de la información de tipo genético del que se dota a cada individuo, tanto como de los mecanismos de adaptación del entorno, por lo que en estos días, tales aseveraciones se vuelven investigables gracias al estudio del proceso llamado neuroplasticidad o plasticidad cerebral  (Tubino, 2004 y Ginarte, 2007).

Sin embargo, no fue sino hasta algunos años que la neuroplasticidad fue definida por Gollini (1981) y Kaplan (1983) como el potencial del sistema nervioso para el cambio (aunque se ha observado esta misma capacidad en otros sistemas como el endocrino, respiratorio y músculo esquelético). Dicha capacidad puede modificar la conducta y permitir la adaptación de un contexto a otro y los patrones de conducta, debido a esta capacidad, se considera  que el sistema nervioso central es un producto nunca terminado y el resultado siempre cambiante y cambiable de la interacción de factores genéticos y culturales, aunque también se sabe que esta capacidad disminuye a medida que las neuronas se van especializando (Bergado, citado en Ginarte, 2007; Poch, 2001).

Definida de manera más amplia, la plasticidad cerebral es la adaptación funcional del sistema nervioso central para minimizar los efectos de las alteraciones estructurales o fisiológicas, sin importar la causa originaria. Ello es posible gracias a la capacidad que tiene el sistema nervioso para experimentar cambios estructurales-funcionales detonados por influencias endógenas (internas) o exógenas (externas), las cuales pueden ocurrir en cualquier momento de la vida. Algunos investigadores explican que esto incluye  el aprendizaje en su totalidad; más concretamente, es la evidencia de cambios morfológicos como la ramificación neuronal.

 Mientras que otro grupo de expertos, con una posición más intermedia, la considera como la capacidad adaptativa del sistema nervioso central para modificar su propia organización estructural y funcional, ya que los mecanismos de la plasticidad cerebral pueden incluir cambios neuroquímicos, de placa terminal, de receptores o de estructuras. Así mismo, la plasticidad funcional está acompañada por una plasticidad estructural, ya que también se tiene evidencia de cooperación entre las áreas cerebrales (Aguilar, 2003b).

Del mismo modo, se ha observado que existe también gran capacidad de comunicación neurona-glia, la cual colabora en la plasticidad cerebral (ya sea por creación de nuevas conexiones o eliminación y limpieza de las existentes) (Aguilar, 2003a b).

Ante ello, cabe recordar que las principales clases celulares del tejido nervioso son las neuronas y las células gliales. Las neuronas, células altamente especializadas en la recepción y transmisión rápidas de mensajes, tienen un cuerpo pequeño y  múltiples ramificaciones que cubren una extensa superficie, lo que permite optimizar su intercomunicación, haciéndolas moldeables a las necesidades del ambiente cerebral (Nieto, 2003).

Es así que la fuerza sináptica puede ser alterada en los diferentes periodos de desarrollo  y variar desde milisegundos hasta meses.

Los mecanismos celulares de estas alteraciones  son modificaciones transitorias de la neurotransmisión y, en alteraciones más prolongadas, cambios en la expresión genética, por lo que se puede decir que existe una remodelación continua de la organización y maduración neuronal (Aguilar, 2003a; Aguilar, 2003b; Castroviejo, 1996; Poch, 2001).


Referencias

Aguilar, F. (2003 a) Plasticidad cerebral: parte 2. Rev Med IMSS. 41 (2) 133-142.

Aguilar, F. (2003 b) Plasticidad cerebral: parte 1. Rev Med IMSS. 41(1) 55-64.

Aguilar, F. (2005) Razones biológicas de la plasticidad cerebral y la restauración neurológica. Revista Plasticidad y Restauración Neurológica. Vol. 4 Num.1. 5-6.

Castroviejo, P. (1996) Plasticidad cerebral. Revista de Neurología 24 (135) 1361-1366.
Ginarte, Y. (2007) La neuroplasticidad como base biológica de la rehabilitación cognitiva. Geroinfo. Vol. 2. No. 1. 31-38

Gollin. E. S. (1981) Developmental and plasticity: behavioral and biological aspects of variation in developmental. New York. Academic Press.

Kaplan, B. A. (1983) Developmental psychology: historical and philosophical learning.New Jersey. Elrbaum Hillsdale.


Nieto, M. (2003) Plasticidad neural. Mente y cerebro. O3. 72-80.
Poch, M.L. (2001) Neurobiología del desarrollo temprano. Contextos educativos. 4. 79-94.

Tubino, M. (2004) Plasticidad y evolución: papel de la interacción cerebro – entorno. Revista de estudios neurolingüsticos. Vol. 2, número 1. 21-39

¿Porqué es necesaria la plasticidad cerebral?

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El desarrollo cerebral está basado en información de tipo genético y por un mecanismo de adaptación del entorno. Sin embargo, durante el periodo de gestación, puesto que el entorno uterino es muy similar en la mayoría de los individuos, el cerebro parece formarse basado en la información genética, es decir, va desarrollando las bases de los mecanismos que le harán funcionar posteriormente y que le permitirán la interacción con el mundo externo. Los genes que determinan esta polaridad, se denominan genes organizadores y se expresan no solo en el sistema nervioso, sino en otros tejidos y órganos. Mientras que los genes que dirigen la diferenciación especifica de las estructuras se conocen como genes reguladores pues no solo rigen la estructura anatómica sino la función de las células (Poch, 2001)

Las razones por las que la distribución de estructuras y el orden de desarrollo están prefijados no son muy claras, pero una teoría es que la naturaleza o complejidad de las funciones y la programación genética puede tal vez obedecer a leyes físicas que rigen a otros procesos naturales. En este sentido Walsh y Diller (1981) explican que la madurez cerebral es una progresión del desarrollo neuronal, que está determinada por  dos tipos de neuronas que construyen el tipo de conexiones que se establecen entre estructuras. Por un lado, las neuronas piramidales (llamadas macro neuronas) se diferencian de las neuronas de tipo local, por que las primeras se desarrollan mucho antes, estableciendo conexiones tempranas que luego serán difíciles de restaurar después de una lesión cerebral, ya que al parecer estas neuronas están prediseñadas genéticamente y se encuentran funcionando cuando se nace y se encargarán de establecer las funciones de orden menor, por ejemplo en el caso del lenguaje, el análisis de los sonidos y su representación fonológica; mientras que las neuronas de tipo local, disfrutarán de un periodo más largo de libertad o plasticidad y serán las encargadas de establecer nuevas conexiones en periodos de desarrollo más avanzados. Este tipo de neuronas estarán implicadas en los procesos de orden mayor, que se van consolidando de manera más progresiva y que participan en funciones como el procesamiento semántico (Tubino, 2004).

De este modo, los mecanismos de la plasticidad cerebral pueden incluir cambios neuroquímicos, de placa terminal, de receptores o de estructuras. Así mismo, la plasticidad funcional está acompañada por plasticidad estructural, pues entre los mecanismos de reorganización funcional más importantes están el desenmascaramiento, el retoño sináptico, la arborización dendrítica, la inhibición, facilitación y modificación de neurotransmisores, entre otros, por lo que se admite la posibilidad de que existen varios tipos de plasticidad neuronal, en los que se consideran a) plasticidad del cerebro en desarrollo; b) plasticidad del cerebro en periodo de aprendizaje y  c) plasticidad del cerebro adulto (Aguilar, 2003).

Plasticidad del cerebro en desarrollo

Con respecto a la plasticidad del cerebro en desarrollo,  Deacon (2002) explica que durante el periodo de embriogénesis los genes son los que van a determinar la distribución de los distintos tejidos cerebrales y van a ser responsables también de la coordinación de los procesos que después tendrán lugar en la formación del embrión, incluidas las estructuras básicas del cerebro; pero después del nacimiento la genética ira dando paso a otros mecanismos de estructuración cerebral que dependerán en gran medida del entorno, tanto interno como externo.

Es así que en los inicios del desarrollo del sistema nervioso, se produce un exceso de fibras neuronales, y una parte importante del proceso de desarrollo comprende el podado neuronal de conexiones excesivas que no son necesarias y que de hecho pueden ser pueden ser dañinas para el funcionamiento normal.

De hecho se piensa que esa explosión de conexiones tan tempranas es parte del proceso de plasticidad durante el desarrollo, y esto tiene ventajas de adaptación. Sin embargo si ocurre algún daño durante el periodo en el que hay conexiones excesivas y disponibles, hay más posibilidades de que el sistema sobreviva a pesar del daño ya que puede diseñar una ruta de conexiones alternas que puede ser adecuada para la reparación del daño (Avaria, 2005).

Es así que se acepta que existen momentos o períodos críticos en los que cada una de las distintas áreas del sistema nervioso central presenta sensibilidad especial y capacidad de respuesta para la modificación inducida por las diversas influencias. Por lo que se tiene suficiente evidencia que la influencia de la experiencia afecta más a la organización final de los circuitos locales que a las vías principales, porque para entonces ya se ha completado la organización topográfica de los grandes circuitos.

Pero aun cuando exista un periodo de particular sensibilidad para recibir la información sensorial que en último término va a condicionar y dirigir el aprendizaje, por lo que aunque existe una cierta predisposición estructural que se establece desde el principio y que favorece el que una conexión previamente establecida se mantenga, esta conexión  depende de la fuerza de las señales neuronales, ya que  no importa de donde provengan esas señales sino que se conserven y finalmente se establezcan. Sin embargo,  cabe  destacar que la edad en la que ha ocurrido la lesión es uno de los factores cruciales a tener en cuenta para pronosticar el curso de las lesiones cerebrales, pues se ha encontrado en diversas investigaciones que lesiones focales antes de un año de edad tendrán peor pronóstico de la función intelectual que lesiones del mismo tipo después de dicha edad (Riva & Cazzaniga 1986; Woods, 1980; Tubino, 2004).

En este sentido, dado que la plasticidad es mayor en los primeros años de vida, para la mayoría de las lesiones y disminuye gradualmente con la edad, el aprendizaje y la recuperación se verán potenciados si se proporcionan experiencias o estímulos precoces al individuo, especialmente en los niños, ya que las estructuras nerviosas en los primeros años de vida se encuentran en un proceso madurativo en el que continuamente se establecen nuevas conexiones sinápticas y tiene lugar la mielinización creciente de sus estructuras, de modo que en respuesta a los estímulos procedentes de la experiencia, y mediante procesos bioquímicos internos, va conformándose el cerebro del infante.

Durante este periodo crítico, los circuitos de la corteza cerebral poseen, como ya se mencionó,  gran capacidad de plasticidad, por lo que la ausencia de un adecuado aporte de estímulos, experiencias o nutrientes tiene importantes consecuencias funcionales futuras (Wash y Diller, 1981; Deacon, 2000; Hernández-Muela, Mulas, Mattos 2004; Avaria, 2005).

Aun  cuando se sabe poco de los factores que controlan la duración y el momento en que se establecen estos periodos de especial sensibilidad, se ha descrito que guardan particular relación con la sinaptogénesis,  es decir, la fase en la que existe hiperproducción de sinapsis en la corteza cerebral,  pero, como ya se explicó,  muchas de estas sinapsis se van a perder, ya que las neuronas que no establecen ninguna conexión relevante mueren y son finalmente eliminadas por el sistema, dando origen a un fenómeno de remodelación del entramado cerebral, por lo que se dice que el programa de desarrollo genéticamente preestablecido configura las fases de producción o estallido sináptico (Wash y Diller, 1981).

Sin embargo, existe evidencia de que no todas las áreas cerebrales presentan periodos de sinaptogénesis y de pérdida sináptica al mismo tiempo. En la corteza visual primaria, por ejemplo hay un brote de sinaptogénesis hacia los 3-4 meses de edad con una densidad máxima a los 4 meses. Pero en la corteza pre frontal tarda más tiempo y alcanza el máximo de densidad sináptica a los 3-5 años. El curso temporal de la eliminación de sinapsis se prolonga también más en la corteza frontal (hasta los 20 años) que en la corteza visual (4 años); por lo que es posible afirmar que son distintos los tiempos de maduración para las diversas estructuras cerebrales, y que las áreas primarias corticales senso-motoras se desarrollan antes que las grandes áreas de asociación.

En este sentido, el hecho de que sean necesarias distintas etapas para que la actividad neuronal para completar el desarrollo, implica que la maduración cerebral se modifica a través de su propia estimulación y de la experiencia, proporcionando al cerebro la adaptabilidad necesaria. Este esquema resulta probablemente más económico desde el punto de vista biológico, ya que un modelo en el que se necesitara el control genético para la formación de todas las sinapsis exigiría un  número increíble de marcadores moleculares específicos y de sus respectivos genes, lo que lo haría un sistema rígido y dependiente. Esto se explica debido, la extremada inmadurez del cerebro del recién nacido, cuya fragilidad justifica la total dependencia paterna del neonato humano. Esto acentúa la total diferencia del hombre con respecto de la mayoría de los animales, que aún recién nacidos, ya son capaces de ejecutar muchas de sus funciones básicas (Tubino, 2004). 

También se conoce que la capacidad para analizar y sintetizar múltiples fuentes de información y generar respuestas diferentes por parte del cerebro, lo que ilustra la organización centralizada y la función cerebral, ya que existe una jerarquía en la organización de forma que los segmentos inferiores llevan a cabo funciones específicas sometidas al control y modulación de los segmentos superiores, por lo que la complejidad del procesamiento de la información aumenta progresivamente a medida que el nivel llega a hasta la corteza. Pero, desde la periferia pueden provocarse, con determinados estímulos, respuestas en niveles superiores que fuercen la organización o la adquisición de determinadas funciones.

 Cabe destacar sin embargo, que han sido estudiadas particularmente las lesiones tempranas que se producen en  las  áreas lingüísticas, las cuales logran en general  una buena recuperación de dicha función, pero en la actualidad, existe una amplia evidencia de que el proceso de recuperación de funciones no es capaz de eliminar por completo los efectos de las lesiones focales tempranas pues en el caso del lenguaje, a lo largo del desarrollo posterior del infante, se pueden observar dificultades de lectura, escritura, comprensión, articulación, fluidez y/o sintaxis (Verger y Junqué, 2000)

Una posible explicación de este efecto,  es que todas las regiones sensoriales y motoras primarias del cerebro se encuentran relacionadas desde un punto de vista funcional, por fibras de asociación. Las áreas de asociación cortical, por ejemplo, están directamente conectadas entre sí, mientras que las áreas corticales primarias se hallan conectadas entre sí indirectamente a través de las áreas de asociación. Las áreas homólogas de ambos hemisferios se conectan a través de fibras inter hemisféricas, principalmente por el cuerpo calloso. Esta interconectividad cerebral permite una interacción constante dentro de cada hemisferio y entre ambos hemisferios, y  de esa forma se busca adecuar las respuestas de forma global y dinámica (Hernández-Muela, Mulas y Mattos 2004; Poch, 2001).

Es así que el cerebro trabaja de manera coordinada y analiza el mundo de manera global, por ello, cuando se lee algo se comprender las letras que forman cada palabra, se entiende el significado de cada una de las palabras de una frase, sin embargo estos procesos no se sintetizan de manera independiente, sino que se da un sentido general a cada frase, esto es posible gracias a la coordinación entre cada uno de los lóbulos cerebrales, esta es la ingeniería del cerebro, la cual que permite interpretar al mundo y lo mismo diseñar una nave espacial que aprender el abc. Este el instrumento de trabajo cuando se habla de aprendizaje, y modificar sus conexiones, es el triunfo final de la enseñanza.

Se ha encontrado al mismo tiempo, otro aspecto importante que es modificable durante los periodos críticos: la lateralidad cerebral, esta se expresa en tres aspectos: simetría anatómica, diferencias funcionales unilaterales (como la localización del lenguaje, el habla y el procesamiento analítico en el hemisferio izquierdo, y las habilidades temporo-espaciales, como las relacionadas con la música y el repertorio emocional y humorístico, en el derecho) y control sensorio-motor contralateral, de este modo, comprender la funcionalidad del cerebro en estos tres aspectos es básico para entender los procesos que tienen lugar en la reorganización del cerebro durante el proceso de aprendizaje pues es una fuente muy rica de experiencias que pueden beneficiar la enseñanza (Maciques, 2004).

Referencias:

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Avaria, M. A. (2005)  Aspectos biológicos del desarrollo psicomotor.  Rev. Ped. Elec. [en línea] Vol 2, N° 1.

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Poch, M.L. (2001) Neurobiología del desarrollo temprano. Contextos educativos. 4. 79-94.


Verquer, K. & Junqué, C. (2000) Recuperación de las lesiones cerebrales en la infancia: polémica en torno a la plasticidad cerebral. Rev Logop Fon Audiol. XX(3):151-157.


Walsh, T. M. & Diller, K. C. (1981) Neurolinguistic considerations on the optimum age of second language learning. En. K.C. Diller (Ed) Universal in language learning aptitude USA. Rowley: Newbury House Publishers.

Woods, B. (1980) The restricted effects of right hemisphere lesions after age one: Wechsler test data. Neuropsychology. 18: 65-70.

Plasticidad del cerebro en periodo de aprendizaje

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Se sabe que durante el desarrollo la arquitectura de las conexiones progresivas y asociativas del cerebro son susceptibles de modificaciones a partir de la experiencia, sin embargo estas modificaciones llegan a quedar aparentemente estacionadas en la edad adulta. Con el tiempo, las conexiones progresivas también parecen perder plasticidad mientras las sinapsis de las conexiones asociativas conservan una susceptibilidad mayor para las modificaciones dependientes de la experiencia. La persistente adaptabilidad de las conexiones recíprocas es probablemente la clave para la adquisición de habilidades que se generan debido a patrones preceptúales y motores a lo largo de la vida (Aguilar 2003; Díaz-Arribas, Pardo-Hervás, Tabares-Lavado, Ríos-Lago, Maestú, 2006).

Yo -Yo Ma
En este sentido, será el individuo y las influencias externas que lo circundan quien decidirá al final, cuál ha de ser el entramado de redes sinápticas que se formen. Así por ejemplo, en los músicos de cuerda, el área de la corteza que gobierna la mano de digitación es mayor que la correspondiente a la mano que no digita; los dedos más empleados son los que tienen asignados mayor espacio. Otro ejemplo de las conexiones que es posible desarrollar se encuentra en las personas que leen Braille, en quienes  la corteza visual se activa cuando palpan las prominencias de la escritura con los dedos (Aguilar, 2005).

Es por ello que se cree que esto sea la explicación de algunas conductas precoces como nadar, caminar o el desarrollo del habla  en algunos niños, pero, una vez que se han hecho los ajustes y se ha hecho el podado neural ¿qué ocurre?. Algunos autores hablan de la madurez funcional que se presenta cuando se han eliminado las conexiones neuronales excedentes  y la plasticidad comienza a declinar, el proceso depende de la supervivencia de las conexiones más aptas, de este modo el llamado período crítico de desarrollo termina cuando el proceso de la eliminación neuronal ha llegado al punto es que sólo unas pocas sinapsis, si algunas quedan, aun pueden tener interacción competitiva.

Sin embargo, no es sólo la estimulación ambiental la que puede originar modificaciones perdurables en el neurodesarrollo. Estimulaciones más sutiles como es la estimulación táctil postnatal, mantenida de modo suave y permanente durante un cierto tiempo después del nacimiento (manipulación táctil consistente) ejerce efectos beneficiosos en forma de una menor reactividad emocional, por ejemplo se encuentra menos tendencia al estrés, mayor capacidad de aprendizaje en situaciones emocionales. Mientras que cuando la estimulación es inconsistenteporque las maniobras táctiles han sido irregulares en su forma y frecuencia, los niños presentan mayor reactividad emocional y ven reducida su capacidad para algunos aprendizajes.

De lo expuesto se desprende que el ambiente es capaz de modificar la función y la estructura cerebral, de forma que la experiencia tiene consecuencias en diferentes niveles de integración más o menos perdurables. Esto es especialmente cierto durante las primeras etapas de la vida en las que el desarrollo cerebral en las que la experiencia tiene una importancia mayor, si cabe, ya que no sólo facilita patrones, pero cabe resaltar que no siempre la modificación de una función se acompaña de modificación de la estructura, y esto conviene tenerlo muy presente sobre todo cuando el cerebro se encuentra sometido a perturbaciones incisivas y constantes que dificultan la expresión de los procesos adaptativos en toda plenitud (Flores, 2005).

Es así que se ha especulado que el aprendizaje rápido de los infantes, en especial durante los periodos críticos, refleja la explotación del gran número de sinapsis disponibles en ese momento, algunas de las cuáles de no ser conectadas pronto serán eliminadas o podadas. Siendo así, cuando se hayan eliminado las células excedentes y se haya ajustado el número de neuronas que han de inervar, entonces la flexibilidad y la plasticidad de esta etapa temprana de la vida parece declinar (Patchev, Rodrigues, Sousa, Spengler y Almeida, 2014).


Aun cuando son varios los ejemplos reportados sobre las modificaciones del ambiente sobre el desarrollo cognitivo, el estudio sobre el enriquecimiento ambiental es uno de los que más se han reproducido y aplicado a los modelos de enseñanza y aprendizaje en particular.  Este modelo, aplicado a animales, generalmente roedores, que eran puestos  en jaulas más grandes de lo habitual, y con mayor número de habitantes por jaula. En las jaulas se colocan juguetes de formas y colores variados que se van intercambiando sistemáticamente; se incluyen escaleras, ruedas giratorias y se plantean dificultades para el acceso a la comida que también varia en textura y sabor.

Es así que los animales que han sido sometidos a este tipo de estimulación durante periodos variados de tiempo (generalmente, 1 o 2 meses después del destete) presentan diferencias sinápticas sustanciales frente a sus compañeros que habitan en condiciones estándar, en este sentido, se encuentra que las primeras realizan mejor las pruebas que requieren un aprendizaje complejo, son más competentes en las pruebas que evalúan la memoria viso espacial y la memoria a corto plazo, e incluso pueden mostrar signos más tardíos de envejecimiento. Estos resultados de carácter cognitivo se acompañan de modificaciones neuroanatómicas, como son el aumento de grosor de la corteza cerebral, el incremento en el número de las espinas dendríticas y el aumento en el número y tamaño de las sinapsis, así como el aumento del proceso de neurogénesis antes mencionado

A nivel neuroquímico, también  se aprecia un incremento en la expresión de algunos genes que tienen que ver con el desarrollo neuronal, y las modificaciones en el funcionamiento de las vías de señalización intra-neuronal que son activadas en respuesta a estímulos neuroquímicos diversos. Por lo que la moraleja de toda la investigación se puede resumir a que las experiencias, que pueden ser entendidas como aprendizajes, escolares o no, crean esquemas cerebrales que permiten a largo plazo, crear nuevas conexiones cerebrales, las cuales pueden ayudar a otras a concretarse ((Lois y Álvarez Buylla, 1992;  Álvarez Buylla y García, 2002; Bredy, Lin, Wei, Baker-Andersen, Mattick, 2011).

Referencias:

Aguilar, F. (2003 b) Plasticidad cerebral: parte 1. Rev Med IMSS. 41(1) 55-64.

Aguilar, F. (2005) Razones biológicas de la plasticidad cerebral y la restauración neurológica. Revista Plasticidad y Restauración Neurológica. Vol. 4 Num.1. 5-6.

Álvarez Buylla, A. & García Verdugo, J.M. (2002) Neurogenesis in adult subventricular zone. Journal of neuroscience. 22 (3) 629 - 634.
Bredy, TW., Lin, Q., Wei, W., Baker-Andersen, D., & Mattick, JS. (2011) MicroRNA regulation of neural plasticity and memory. Neurobiology of Learning and Memory. 96 (1) 89-94.

Díaz-Arribas, M., Pardo-Hervás, P., Tabares-Lavado, M., Ríos-Lago, M. y Maestú, F. (2006) Plasticidad del sistema nervioso central y estrategias de tratamiento para la reprogramación sensoriomotora: comparación de dos casos de accidente cerebrovascular isquémico en el territorio de la arteria cerebral media. Rev Neurol. 42 (3): 153-158

Flores, J. (2005) Atención temprana en el síndrome de Down: Bases neurobiológicas  Rev Síndrome de Down 20: 132-142.

Lois, C. and Álvarez Buylla, A. (1992) Proliferating subvetricular zone cells in the adult mammalian forebrain can differentiate into neurons and glia. Proceedings of the National Academy of Science of the United States of America .90; 2074-2077.

Patchev, AV., Rodrigues, AJ., Sousa, N., Spengler, D., and Almeida, OFX. (2014) The future is now: early life events preset adult behavior. Acta Physiologica. 210 (1) 46-57.

Células troncales y células madre

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Continuando con el tema de la neuro-plasticidad puedo mencionar que existen dos líneas de investigación que son las más estudiadas actualmente: por un lado está la  idea de que el cerebro humano posnatal posee células troncales que aparentemente perduran durante la adulta y que pueden dar lugar a nuevas neuronas, esta línea de trabajo ha abierto una puerta en el campo de la medicina regenerativa, pues hasta hace poco tiempo, se creía que la habilidad cerebral de restaurar su función a través de la regeneración neural era nula.

En este sentido existen investigaciones en las cuales se reportan que las células troncales cerebrales vivas se aislaron de cadáveres humanos de hasta cinco días de que sucedió el deceso, manteniendo los cuerpos en refrigeración y las células obtenidas de estos cadáveres dieron lugar a nuevas neuronas y células gliales in vitro,por lo que actualmente, se cree que la presencia de las células troncales en el cerebro puede, al menos en parte, explicar la gran plasticidad cerebral y la mejoría funcional que se observa en pacientes después de una lesión cerebral, incluso extensa.  Sin embargo, no se sabe aún, el papel específico y la capacidad regenerativa de éstas en respuesta a las diferentes patologías adquiridas y congénitas del sistema nervioso central (Belkind-Gerson y Suárez-Rodríguez,  2004; Aguilar, 2005).

Es por esto que  esta línea de investigación se ha centrado en estudiar el hecho de que bajo ciertas condiciones, las células troncales pueden diferenciarse hacia el tipo celular requerido para regenerar el tejido dañado con las señales adquiridas directamente en el sitio de la lesión, ya que una vez que existe una lesión neural, las neuronas dañadas entran en contacto con la mielina que se ha liberado de otras neuronas lesionadas, y debido a que la mielina contiene varios inhibidores que impiden que las neuronas que no han muerto restablezcan sus conexiones, no es posible aún comprender los mecanismos en que sea posible restablecer funciones (Belkind-Gerson, Suárez-Rodríguez, 2004).

Esta capacidad ha generado otro tipo de estudios en busca de la regeneración celular,  que dirigen sus esfuerzos hacía las llamadas células madre.

 Estas son células embrionarias, es decir su destino aún no ha sido decidido y se transformarán a través de un proceso de diferenciación y proliferación en distintos tipos de células. Éstas son muy diferentes a cualquier otra en el organismo por lo que pueden emplearse para regenerar tejidos específicos. Las células madre neuronales, son aquellas que tiene la capacidad de auto-renovación y que pueden generar otros tipos de células distintas a ellas a través de un proceso de división celular asimétrico, por lo que se definen por su multipotencialidad. Estas células se encuentran en la médula ósea y se han empleado con éxito para generar tejido cardiaco (León Carrión, 2003, Hernández-Muela, Mulas, Mattos, 2004; Shreeve, 2005).
      
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 Ciertamente esto rompe con el dogma que las neuronas no se crecen espontáneamente en cada parte de los cerebros adultos, sin embargo, las investigaciones pioneras comenzaron en la década de los años 90s, cuando investigadores en el campo de la neurobiología encontraron que los cerebros maduros de algunos mamíferos eran capaces de generar nuevas neuronas.

Por supuesto, los biólogos creían que esto sólo era posible en los cerebros jóvenes, pero Elizabeth Gould de la Universidad Rockefeller, demostró que nuevas células crecían en cerebros adultos, particularmente, se ha encontrado que en el hipocampo (parte del sistema límbico, encargado de procesos de aprendizaje y memoria)  cientos de nuevas células crecen cada día.

 A partir de entonces, diversos investigadores han mostrado las células destinadas a convertirse en neuronas viajeras desde el ventrículo del bulbo olfatorio, especialmente en un par de estructuras encargadas de recibir la información que las células olfativas en la nariz.

Aunque nadie está seguro de por qué el bulbo olfatorio requiere de tantas neuronas nuevas, se puede especular que siendo ésta una estructura necesaria para el aprendizaje de nueva información, es indispensable añadir neuronas para crear las conexiones ente las neuronas existentes y las nuevas, incrementando así la capacidad cerebral para procesar y almacenar la información novedosa (León Carreón, 2003, Avaria, 2005, Shors, 2009). 
      
Si bien existen otras investigaciones que reportan neurogénesis(crecimiento, espontáneo o inducido de neuronas)y el hallazgo de nuevas neuronas fuera del hipocampo y el bulbo olfatorio, éstas no han sistematizado sus hallazgos, y una de las razones es que los métodos empleados para probar la existencia de neurogénesis  es difícil, aunque recientemente se han llegado a detectar crecimiento neuronal en la medula espinal de adultos.

Aun cuando la neurogénesis depende del componente genético, las diversas aportaciones a este tema en trabajos con otras especies como ratones han llegado a ser tan claras que diversos laboratorios han intentado lograr progresos con humanos. De hecho investigadores de Estados Unidos y Suecia, demostraron que esto era posible también en humanos, aunque no con tanta claridad como en otras especies (Shors, 2009; Gage, 2007; Avaria, 2005;  León Carrión, 2003).

En estudios con animales, se encontró que en sólo un par de semanas, la mayoría de estas neuronas recién nacidas, morían, a menos que el animal, fuera retado a aprender algo. Este nuevo aprendizaje, especialmente el que requería de mayor esfuerzo, mantenía vivas esas células.  Pero los trabajos  han encontrado que las neuronas no son necesarias para todos los tipos de aprendizaje, pues si bien pueden jugar un rol en la resolución de problemas, basadas en la experiencia pasada, no son generadas en tiempos específicos, ya que su producción está relacionada  mayormente con  un gran número de factores ambientales.

 Por ejemplo se ha observado que el consumo de alcohol retrasa la generación de nuevas células, mientras que la tasa de neurogénesis puede ser incrementada por el ejercicio. Así quedó demostrado en investigaciones con ratones, los cuales pasaban gran tiempo corriendo en una rueda e incrementaron dos veces la producción neuronal comparada con ratones con una vida sedentaria (Shors, 2009).
      
Sin embargo, aún cuando este descubrimiento da un giro  a la investigación neurobiológica, quedan preguntas por responder, que no permiten del todo la aplicación de estos hallazgos para identificar los efectos del aprendizaje en la sobrevivencia de nuevas neuronas, por ejemplo: ¿qué neurotransmisores y receptores de proteínas están involucrados?, y ¿cómo operan estos mecanismos?; ¿el aprendizaje ayuda a estas nuevas neuronas a integrarse a las redes neuronales o solo promueve la sobrevivencia de las que ya están conectadas?; ¿estas neuronas contribuyen a la obtención de conocimiento?.

La meta es que estos estudios contribuyan a comprender la degeneración neuronal, pero principalmente a la salud de las personas, principalmente para evitar enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson, así como comprender los procesos neuronales relacionados con los trastornos del desarrollo.

Referencias:

Aguilar, F. (2005) Razones biológicas de la plasticidad cerebral y la restauración neurológica. Revista Plasticidad y Restauración Neurológica. Vol. 4 Num.1. 5-6.

Avaria, M. A. (2005)  Aspectos biológicos del desarrollo psicomotor.  Rev. Ped. Elec. [en línea] Vol 2, N° 1.

Belkind-Gerson, J.  y  Suárez-Rodríguez, R.  (2004) Regeneración cerebral. Realidades, posibilidades y esperanzas. An Med Asoc Med Hosp ABC.49 (4): 201-207.

Gage, F. (2007) Brain, repairs yourself. In Floyd E, Bloom (2007) The best of the brain from Scientific American: mind, matter, and tomorrow’s brain. Washington DC. Dana Press.

Hernández-Muela, S., Mulas, F. y  Mattos, L. (2004) Plasticidad neuronal funcionalRev Neurol. 38 (Supl 1): S58-S68.

León Carrión, J. (2003) Células madre, genética y neuropsicología. Revista Española de Neuropsicología. 5 (1) 1-13. 

Shors, T. (2009) Saving new brain cells. Scientific American. Vol. 300. num. 3. 41-48.

Shreeve, J. (2005) Cornina’s brain: all she is… is here. National Geographic. Vol. 207. num. 3.  6-12.
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